lunes, 13 de enero de 2020

Introducción a la Economía Parte 1: Introducción al Estudio de la Economía

INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA


Los asuntos económicos del mundo actual son de una profundidad y de una trascendencia no registrada por la historia en época pasadas. Por primera vez en la historia hay algunas sociedades opulentas sólidamente ricas, pero desencantadas con la calidad de vida que modelaron. Pero hay también, en elevado número, de sociedades atrasadas que se enfrentan al torturante problema de no saber como aumentar sus escasos recursos para reducir la miseria generalizada, en la lucha sin tregua por la supervivencia. De un lado y de otro –en las sociedades opulentas y en las subdesarrolladas– los problemas existentes son de inmensa gravedad. Ante ellos, la ciencia económica no reúne condiciones para encontrar, por si sola, todas la soluciones. Sin embargo, y con muchas esperanzas, esa nueva ciencia podría suministrar un telón de fondo indispensable para su discusión intelectual y provechosa.

Economics and the Public Interest.

RICHARD T. GILL.

Algunas noticias.

La explosión democrática preocupa a las Naciones Unidas. En conferencias mundiales se debate el tema de las materias primas básicas se prevé cosechas escasas: se elevan precios. En los mercados mundiales caen los precios de los principales productos de exportación de América Latina. El desempleo en Santiago se mantiene en niveles promedios inferiores al 5%. Las restricciones impuestas por la comunidad Europea afectan el mercado externo de la carne bovina de Argentina. El gobierno de México pone en práctica nuevas tributarias, se aumenta la carga impositiva en relación con el PNB. La Conferencia Nacional de Industrias deberá examinar la práctica de precios del gobierno Brasileño. Hay una grave falta de liquidez  general en los principales centros financieros de América Latina. Portugal nacionaliza su sistema financiero. Rusia revisa sus planes para intensificar la participación de los bienes de consumo en el producto nacional.

Algunos Problemas Actuales.


El crecimiento democrático avanza a un ritmo vertiginoso: la población mundial se duplica cada treinta años; los actuales 4 mil millones de habitantes del mundo serán 7 mil millones en el siglo XXI, la mayoría de los cuales pertenecerán a las naciones subdesarrolladas; es necesario crear condiciones de vida, medios de subsistencia y nuevos empleos para cada uno de ellos. La economía mundial a presentado un cuadro bastante sombrío, lejos de la crisis económica de 1973, tal vez la más grave afrontada por la comunidad internacional desde el término de la Segunda Guerra Mundial; algunas materias primas escasean; se ignora cuando se sustituirá el petróleo por otros producto, el comercio mundial se resiente por las medidas proteccionales adoptadas por las naciones desarrolladas (para luchar contra el desempleo) y por la naciones subdesarrolladas (con el objeto de acrecentar sus industrias nacientes). La trayectoria de la opulencia de las grandes potencias occidentales no parecen haber producido una mejoría persistente en las condiciones de vida; la destrucción ambiental y la angustia social de los grandes centros urbanos contienen una carga de frustración ciertamente superior a los beneficios materiales del industrialismo.

Por otro lado, en las económicas sociedades de la URSS, de Europa Oriental y de Chile, la civilización de consumo y opulencia ha sido sofocada por rígidos planes estatales que desde hace décadas vienen dando prioridad a las actividades infraestructurales; sin embargo, este comportamiento es igualmente un foco de insatisfacción social, potencializado por un régimen político de opresión. Finalmente a lado de todo esos problemas de gran envergadura, las actividades económicas se han mostrado extraordinariamente sensibles a un conjunto de fluctuaciones coyunturales que han revelado la preocupante fragilidad de los sistemas económicos modernos: las cosechas varían notablemente, el comercio internacional ha sido extremadamente cambiante, la inflación ha alcanzado indistintamente a todas las naciones y los grandes centros financieros han sido constantemente perturbados por destructivas crisis de liquidez.

Algunas Preguntas Frecuentes

  1. ¿Por qué el crecimiento demográfico se acelera tanto? 
  2. ¿En el pasado la población también se duplica en cada generación? 
  3. ¿Cuál es la relación entre el desarrollo y la explosión demográfica? 
  4. ¿Tendrán las naciones, condiciones económicas para producir medios de subsistencia y para generar empleos suficientes para toda la población adicional del futuro? 
  5. ¿Cuál, dentro de los sistemas económicos disponibles y para elevar los niveles de vida? 
  6. ¿El capitalismo liberal de Occidente o el socialismo del Estado? 
  7. ¿Porque el mundo actual está constituido por pocas economías desarrolladas y por un elevado número de naciones económicamente atraídas? 
  8. ¿El subdesarrollo es una situación crónica e irreparable o sus características pueden ser atenuadas y eliminadas? 
  9. ¿Por Qué los precios suben continuamente? ¿Por qué las economías se preocupan por el equilibrio de sus balanzas de pago? Y en fin, ¿Por qué -además de todos los problemas que se encuentran dentro de estas preguntas - todavía no se ha conseguido repartir el ingreso o renta nacional de manera más equitativa y justa?

Todas estas pueden ser respondidas con alguna seguridad por los que se dedican al estudio serio y sistemático de las ciencias económicas. Ellas están muy relacionadas con la mayor parte de los más graves problemas económicos de la actualidad. Estamos casi seguros de que también el hombre común, independientemente del nivel de sus conocimientos, de su profesión, de su edad y de sus inclinaciones políticas, está actualmente tratando de hallar respuestas inteligentes y por lo menos aparentemente lógica para cada una de ellas. Además los asuntos de naturaleza económica han despertado tan creciente interés, que una sola edición de algún diario que enfocara en su lección especializada de economía, o una en otra cualquiera, determinados asuntos relacionados directa o indirectamente con la realidad económica actual.

Pero, al final: 

  1. ¿Tendrían los propios economistas alguna explicación razonable para el creciente interés de la actualidad económica a despertado? ¿Habría razones históricas capaces de justificar? ¿O será sólo algo transitorio, imputable en ese caso a la multiplicidad de problemas económicos contemporáneos?

En esta capítulo inicial, que constituye prácticamente nuestro primer paso, trataremos de encontrar las razones de ese interés. Tal vez encontremos algunas causas (por lo menos aparentes) capaces de explicarlo. En ese caso, ciertamente obtendremos a manera de subproducto, alguna de las razones que justifican la necesidad del estudio sistemático de la economía, a través de un ordenamiento lógico y metódicamente organizado.

Definición de Economía (Una breve perspectiva histórica)


Aunque la fase científica de las ciencias económicas se empezó a desarrollar sólo a partir del siglo XVIII, con el objeto de tener una perspectiva histórica examinaremos las definiciones primitivas de la economía establecida por los filósofos-políticos de Grecia y por los pensadores económicos de Roma del periodo renacentista. Después lo haremos con las definiciones clásicas y las contemporáneas.

Definiciones Primitivas


A pesar de que la historia del pensamiento económico señala que la expresión economía política apareció solo en el siglo XVII con la publicación del Traité de 1 Economie Politique en 1615, del mercantilismo francés ANTOINE DE MONTCHRÉTIEN (1576-1621), hay autores que la atribuyen a ARISTÓTELES (384-322 A.C.).

En verdad, sea que ARISTÓTELES haya empleado o no tal expresión para designar esa ciencia completa que hoy se ocupa del desarrollo, de la inflación de precios, el desempleo, del nivel de la renta social, de las recesiones y de la plena utilización de los escasos recursos del sistema económico, el hecho en que ese insigne discípulo de PLATÓN “es considerado el fundador de muchas ciencias y también -observa J. F. BELL- el primer analista económico”. En su época, la economía era considerada como la ciencia de la administración de la comunidad doméstica. El núcleo central de las ciencias económicas su campo de acción y su definición proviene de la propia etimología de la palabra economía (del griego oikonomia de oikos = casa, nomos = ley). Se trataba, pues, de una rama del conocimiento destinada a abarcar solamente el ámbito comunero de la actividad económica en sus más simples funciones de producción y distribución. Como la habría definido ARISTÓTELES, la economía era “la ciencia   del abastecimientos que trata del arte de adquisición”.
De la Antigüedad al Renacimiento, los asuntos económicos tomaron gradualmente mayor importancia con la aparición de formas de organización más complejas que las del régimen primitivo de las comunidades domésticas. En ese periodo fueron muy discutidos los sistemas de la propiedad territorial, de la servidumbre, de la recaudación tributaria, de la organización de las corporaciones de propietarios, de los artificio y de las fraternidades, de la explotación precapitalistas de las haciendas y también de las materias relacionadas con la exclusividad de mercados, con el comercio interregional, con los gremios y con la acuñación y uso de monedas.
Sin embargo,  el área de la economía solo se ensanchó en el periodo post-renacentista cuando el desarrollo de los nuevos Estados-Nacionales de Francia,  Alemania,  Inglaterra, España y Portugal y,  particularmente,  el descubrimiento de América,  hicieron que el análisis económico se desvinculó de los aspectos puramente éticos, a los cuales se mantenía unido por una especie de cordón umbilical y por los cuales se dejó eclipsar durante largos siglos. En ese nuevo periodo, los escritores mercantilistas desarrollarían diversos estudios sobre la administración de los bienes y rentas del Estado, lo cual hizo que se ampliará en forma extraordinaria el campo de acción de la economía.

En esa nueva fase, debido a la expansión de las áreas del mundo económico y de la consolidación de la figura política del Estado-Nación, la economía pasó a ser considerada algo más que una simple rama del conocimiento dedicada a la administración de la comunidad doméstica. Sus funciones y dimensiones también se ampliaron. En la mayor parte de las obras de los escritores post-renacentistas, la economía se definirá como una rama del conocimiento dirigida esencialmente a la mejor administración del Estado, con el objeto central de promover su fortalecimiento.

Definiciones Clásicas


Ese gran salto no fue definitivo pues sólo en el siglo XVIII fue cuando la economía se desarrollo y entró en su fase científica. En aquel siglo, considerado como la Edad de la Razón o Época de la Ilustración, los investigadores económicos volvieron a formular los principios fundamentales de la economía. Fueron publicadas dos obras importantes: Tableau Economique, de FRANCOIS QUESNAY (1758) y An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations de ADAM SMITH (1776). Basados en las obras de estos dos autores – fundadores de dos importantes escuelas económicas en Francia y en Inglaterra-, los estudiosos de la economía se dedicaron al descubrimiento y al análisis de los principios, las teorías y las leyes aplicables a cada una de las tres grandes divisiones de la actividad económica: creación, distribución y consumo de las riquezas.

Esas tres divisiones constituyeron las bases de una nueva trilogía teórica sobre la cual se fundamentaron las definiciones clásicas de la economía. En ellas se basaron las definiciones del pastor MALTHUS, del financista JOHN LAW, del político STUART MILL, del médico economista FRANCOIS QUESNAY, del banquero RICHARD CANTILLON, del negociante DAVID RICARDO y el teórico JEAN BAPTISTE SAY.  Este último, considerado como uno de los más notables discípulos del clasicismo francés, definió la economía en su Traité d’Economie Politique, publicado en 1803: la economía política hace conocer la naturaleza de la riqueza;  del conocimiento de su naturaleza deduce los procesos de su formación, revela el sistema de su distribución y examina los fenómenos relacionados con su agotamiento, realizado a través del consumo.

De esta manera, las definiciones clásicas de la economía se basaron en las tres divisiones fundamentales de la actividad económica.  De la creación al consumo de las riquezas,  pasando por su distribución, toda la actividad económica fue cuidadosamente clasificada,  investigada y sometida a un complejo y coherente conjunto de principios, teorías y leyes. Esta nueva concepción mostró que las ciencias económicas se liberaron definitivamente de los patrones post-renacentistas sin someterse exclusivamente a los objetivos políticos del Estado.  A raíz de los principios liberales, desarrollados en el siglo XVIII, la economía trato de llegar a cada uno de los aspectos de la actividad económica libre,  investigando los factores relacionados con el proceso de creación de las riquezas, examinando los aspectos relacionados con su distribución, hasta llegar a considerar, como última etapa, la del consumo.

Esta visión más amplia, se adaptó mejor al estilo cientificista del siglo XVIII.  La trilogía (creación, distribución y consumo), por el hecho de abarcar los puntos esenciales de la actividad económica, indujo a profundizar en la investigación científica de la vida económica.  Bajo esas perspectivas, las ciencias económicas experimentaron un extraordinario desarrollo como una rama del conocimiento dirigida a la percepción y al análisis de los temas relacionados con la riqueza.

Definiciones Contemporáneas.


Las definiciones basadas en la clásica trilogía creación, distribución y consumo, prevalecieron hasta las últimas décadas del siglo XIX cuando ALFRED MARSHALL, teórico inglés e ilustre profesor de economía en Cambridge  y responsable de la llamada Síntesis Neoclásica, propuso una nueva orientación conceptual.  En su obra Principles of Economics, editada en 1890, MARSHALL propuso una nueva definición: la economía es la ciencia que examina la parte de la actividad individual y social especialmente consagrada a alcanzar y utilizar las condiciones materiales del bienestar.

Esa definición de MARSHALL, aparentemente simple, es una línea divisoria entre las decisiones clásicas y contemporáneas.  Los clásicos no se ocuparon específicamente de las causas y de las consecuencias, a veces terribles, de las depresiones, de la escasez, y del atraso económico.  Actualmente se atribuye a la economía el análisis de las causas de la prosperidad y de las recepciones, el examen de los problemas propios de la escasez de recursos, teniendo en cuenta las necesidades ilimitadas, y principalmente la investigación de las condiciones necesarias para la universalización del bienestar de los pueblos.

Con la obra fundamental de LIONEL ROBBINS, An Essay on the Nature and Significance of Economic Science, editada en 1932, los problemas de la escasez y de la selección de objetivos, fueron incorporados definitivamente a la nueva definición de economía. “Desde el punto de vista economista- escribió ROBBINS-, las condiciones de la existencia humana presentan tres características fundamentales. Son varios los productos capaces de satisfacer las necesidades humanas. El tiempo y los recursos para lograrlos son limitados, aunque susceptibles de darles usos alternativos.  Como los hombres son criaturas llenas de deseos y aspiraciones ilimitadas, su acción económica implica necesariamente permanentes actos de selección.  Esta es la esencia del problema económico. La conducta asumida por los hombres en la selección de los recursos escasos de que disponen para satisfacer sus necesidades ilimitadas, constituye el último objetivo de la ciencia económica.  Por lo tanto, la economía es la ciencia que estudia las formas del comportamiento humano que resulten de la relación existente entre las necesidades ilimitadas, que deben satisfacer, y los recursos que, aunque escasos, se prestan a usos alternativos”.

La posición de ROBBINS fue reforzada por el despertar de los pueblos subdesarrollados – o sea, por la toma de conciencia de los contrastes existentes entre la opulencia y la miseria. Con eso la economía pasó a ser considerada, en su más simple definición, como la ciencia de la escasez. Los teóricos contemporáneos comprenden más que nunca que alcanzar cualquiera de los objetivos de bienestar, o lograr el desarrollo económico generalizado dependerá principalmente de la mejor administración de los escasos recursos disponibles. Por esa razón, MYRON H. UMBREIT, ELGIN F. HUNT y  CHARLES V. KINTER propusieron: la economía es el estudio de la organización social a través de la cual los  hombres satisfacen sus necesidades de bienes y servicios escasos. Aunque no siempre es fácil demarcar las fronteras que separan la economía de otras disciplinas o campos del conocimiento social, actualmente existe un consejo general en relación con su contenido principal. Al ocuparse de las condiciones que incluye la distribución de los recursos escasos entre necesidades humanas diversas y el uso de esos recursos con el fin de optimizar su satisfacción. (RICHARD H. LEFTWICH).

A continuación se incluyen las definiciones de tres importantes autores contemporáneos.

Paul A. Samuelson: La economía es la ciencia que se ocupa del estudio de las leyes económicas que indican el camino que debe seguirse para mantener un elevado nivel de productividad, mejorar el patrón de vida de la población y emplear correctamente los recursos escasos. 
Raymond Barre: La economía es la ciencia que tiene por objeto la administración de los recursos escasos de que disponen las sociedades humanas: estudia las formas como se comporta el hombre ante difíciles situaciones del mundo exterior ocasionada por la tensión existente entre las necesidades ilimitadas y los medios con que cuentan los agentes de la actividad económica.
Stonier y Hague: Si no hubiese escasez ni necesidad de repartir los bienes entre los hombres, tampoco existirían sistemas económicos ni economía. Fundamentalmente, la economía es el estudio de la escasez y de los problemas que de ella se derivan.

El Objetivo de la Economía (Evolución y Estado Actual)


Simultáneamente con el desarrollo de estas definiciones, la concepción exacta de lo  que es el objeto de la economía, evolucionó históricamente desde las primeras escuelas económicas del siglo XVIII hasta nuestros días.

Para el autor de Wealth of Nations,  el objeto de la economía era el de llevar a cabo investigaciones sobre la naturaleza y los orígenes de la riqueza de las naciones. Esa concepción prevaleció hasta DAVID RICARDO, uno de los más grandes economistas de la escuela clásica inglesa que trato de desviar el objeto de la economía hasta el terreno de las investigaciones sobre la distribución de la riqueza. “La cantidad de riquezas producidas no puede someterse a ninguna ley –escribió RICARDO en 1820-, pero se puede enunciar una ley que se refiera a su reparación satisfactoria. Estoy cada vez más convencido de que lo primero es vano y de que lo segundo es el verdadero objeto de la ciencia económica”.

Para RICARDO, el objeto de la economía debió centralizarse en el estudio de la distribución de la riqueza, mientras que para SMITH  la economía tenía por objeto central el estudio de la creación de la riqueza. Esas dos posiciones básicas, particularmente la de RICARDO, fueron establecidas por los discípulos de la escuela clásica inglesa y de las cuales no se distanciaron sustancialmente los economistas de las demás escuelas  del pensamiento económico que se desarrollaron durante el periodo comprendido entre la aparición de la obra de ADAM SMITH  y la publicación, en 1936, de la Teoría general de JOHN MAYNARD KEYNES.

KEYNES escogió un tercer camino para tratar de demostrar que el objeto de la economía debió centralizarse en la investigación de las fuerzas que gobiernan el volumen de la población y del empleo en su conjunto. 

En cierta manera, KEYNES volvió a uno de los caminos clásicos al colocarse en el plano de la producción; sin embargo superó la producción de ADAM SMITH al tratar específicamente sobre los factores determinantes de las fluctuaciones del ingreso nacional y del volumen del empleo. A partir de la crisis de los años ’30, KEYNES traslado hacia el análisis de las fluctuaciones de la actividad económica el objeto central de la economía. La corrección de los desajustes y desequilibrios era la preocupación fundamental de las ciencias económicas en aquella época.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el objeto de la economía sufrió una nueva revisión. El análisis de las fluctuaciones que prevaleció durante la década de los ’30, dio el paso al examen de las condiciones necesarias para promover el desarrollo económico de las naciones. Al tiempo, los economistas de todo el mundo se dedicaron al estudio de la expansión, de los beneficios del progreso, a toda la colectividad empeñada en obtenerla. En resumen: mientras que los teóricos del siglo XVIII se preocuparon por la creación de la riqueza y los del siglo XIX por su distribución, los economistas modernos prefirieron dedicarse a un doble objetivo. Por un lado, al estudio de las fluctuaciones de la actividad económica y al fomento del desarrollo y, por otro, a las investigaciones sobre la distribución de la riqueza.

La posición más reciente parece ser una síntesis de las actividades de los siglos anteriores. Los economistas contemporáneos se preocupan por la riqueza, y por su desarrollo, con el mismo empeño con que se dedican a los asuntos relacionados con su distribución. El fomento simultáneo del progreso, y de la distribución satisfactoria de sus frutos, constituye el objeto de la economía moderna. Las fluctuaciones de la actividad económica (a través de la permanente búsqueda del equilibrio general de los niveles del empleo y de los precios), aunque estuvieron completamente desvinculadas de las preocupaciones primordiales de la ciencia económica. Sin embargo el enfoque principal del análisis contemporáneo, particularmente en las economías que aún no se han desarrollado satisfactoriamente, esta dirigido hacia el binomio desarrollo-distribución.

El tratamiento del binomio desarrollo-distribución –como objeto central de la economía contemporánea- se mantiene ligado a la dicotomía recursos escasos y necesidades ilimitadas en que se basan las definiciones contemporáneas de la economía. La ansiedad desarrollo está formalmente ligada al aprovechamiento óptimo de los recursos escasos disponibles.  Además, la mayor eficiencia en el manejo de distribución está relacionada con la expansión de los frutos del desarrollo hacia las diversas clases sociales interesadas en promoverlo; esto equivale a una interrelación formal entre la distribución y las necesidades ilimitadas en el sentido de que estas últimas pueden ser atendidas progresivamente a medida que el proceso de distribución de la riqueza sea más igualitario.

Por consiguiente, existen nexos formales entre los orígenes de las definiciones contemporáneas y los fundamentos del binomio que parece constituirse en el objeto de la economía.