domingo, 14 de marzo de 2021

Introducción a la Economía Parte 11: Determinación de la Oferta y la Demanda

DETERMINACIÓN DE LA OFERTA Y LA DEMANDA 


Oferta: se define como la cantidad de bienes o servicios que los productores están dispuestos a ofrecer a un precio y condiciones dadas, en un determinado momento. Los principales elementos que determinan la oferta de un producto llamados determinantes de la oferta son: 


● Costo de producción 

● Nivel tecnológico 

● Precio del bien 


Matemáticamente la oferta puede ser expresada como una función así: 


O = ƒ(c, t, p) 


Demanda: se define como la cantidad y calidad de bienes y servicios que pueden ser adquiridos a los diferentes precios del mercado por un consumidor (demanda individual) o por el conjunto de consumidores (demanda total o de mercado) Desde el punto de vista de la demanda individual, la función de demanda de un satisfactor es la relación que existe entre las diversas cantidades del satisfactor que puedan ser compradas: 



● Los precios posibles del satisfactor 

● Los ingresos de los compradores 

● Los gastos de los compradores 

● Los precios de los bienes complementarios y los sustitutos Fórmula matemática: 


La demanda es la cantidad de mercancías que pueden ser compradas a los diferentes precios por un individuo o por el conjunto de individuos de una sociedad. Es por ello que hablamos de demanda individual y demanda total. La demanda puede ser expresada en una tabla de demanda o en una curva de demanda; en ambos casos se habla de la función de demanda. Desde el punto de vista de la demanda individual, la función de demanda de un satisfactor es la relación que existe entre las diversas cantidades del satisfactor que pueden ser compradas y: 


● Los precios posibles del satisfactor 

● Los ingresos de los comprador 

● Los gastos de los compradores 

● Los precios de los bienes complementarios (pc) y los sustitutos 


Matemáticamente la demanda individual puede ser expresada de la siguiente forma: 


D = ƒ (P, g, y, pc, ps) 


DETERMINACIÓN DEL PRECIO DEL EQUILIBRIO 


Gráficamente el precio del equilibrio se representa como un cruce de funciones de oferta y demanda, no hay que olvidar que la oferta y la demanda representan interese contrarios (fuerzas opuestas ya que los oferentes desean vender más a un precio más alto para obtener mayores ganancias y los demandantes desean comprar más a un precio más bajo para obtener mayor satisfacción) Un ejemplo de cómo se forma el precio de equilibrio es el siguiente: dada una tabla de oferta y demanda, obtenga el precio de equilibrio y grafíquelo. El precio de equilibrio es de 12, ya que en ese punto se igualan la oferta y la demanda debajo de ese precio hay demanda excesiva en relación con la oferta y oferta insuficiente en relación con la demanda, arriba de ese precio la demanda es insuficiente en relación con la oferta y la oferta es excesiva en relación con la demanda. La cantidad de equilibrio es 120. 


El precio de equilibrio tiende a mantenerse siempre y cuando no varíen la demanda y la oferta; si estas sufren modificaciones, el precio de equilibrio cambia. Es decir, en competencia perfecta el precio depende del libre movimiento de la demanda y la oferta o ambos a la vez el precio de equilibrio cambia, algunos cambios que puede sufrir el precio de equilibrio son. 


PROBLEMAS PRÁCTICOS 


La Demanda 


Hay una serie de factores determinantes de las cantidades que los consumidores desean adquirir de cada bien por unidad de tiempo, tales como las preferencia, la renta o ingresos en ese período, los precios de los demás bienes y, sobre todo, el precio del propio bien en cuestión. Si consideramos constantes todos los valores salvo el precio del bien, esto es, si aplicamos la condición ceteris paribus, podemos hablar, de la tabla de demanda del bien A por un consumidor determinado cuando consideramos la relación que existe entre la cantidad demandada y el precio de ese bien. 


Precio A Demanda A 


Bajo la condición ceteris paribus y para un precio del bien A determinado, la suma de las demandadas individuales nos dará la demanda global o de marcado de ese bien. Es claro que la demanda de mercado del bien A seguirá dependiendo del precio del bien, y, por lo tanto, tendremos una tabla de demanda de mercado para el bien A. 


La tabla de demanda 


La tabla de demanda, dado un conjunto de circunstancias del mercado, para cada precio, ofrece información sobre la cantidad que el mercado absorbería de cada uno de los precios. Esta tabla de demanda mostraría que cuanto mayor es el precio de un artículo, menor cantidad de ese bien estaría dispuesto a comprar el consumidor, y ceteris paribus cuanto más bajo es el precio más unidades del mismo se demandarán. A la relación inversa existente entre el precio un bien y la cantidad demandada, en el sentido de que al aumentar el precio disminuye la cantidad demandada, y lo contrario ocurre cuando se reduce el precio, de le suele denominar en economía la ley de la demanda. Las razones por las que cuando el precio del bien aumenta la cantidad demandada por todos los consumidores disminuye son de dos clases. Por un lado, cuando aumenta el precio de un bien algunos consumidores que previamente lo adquirían dejarán de hacerlo y buscarán otros bienes que los sustituirán. Por otro lado, otros consumidores, aún sin dejar de consumirlo, demandarán menos unidades del mismo, por dos razones, porque se ha encarecido respecto a otros bienes cuyo precio no ha variado y porque la elevación del precio ha reducido la capacidad adquisitiva de la renta, y esto hará que se pueda comprar menos de todos los bienes, y en particular del que estamos considerando. 


La curva y la función de demanda 


La curva decreciente de demanda relaciona la cantidad demandada con el precio. Al reducirse el precio aumenta la cantidad demandada. A cada precio PA corresponde una cantidad QA que los demandantes están dispuestos a adquirir. El gráfico recoge cada par (PA, QA) de números de la tabla de demanda DA (cuadro 1). La curva de demanda de un bien, como expresión gráfica de la demanda, muestra las cantidades del bien en cuestión que serán demandadas durante un período de tiempo determinado por una población específica a cada uno de los posibles precios. 


En cualquier caso, cuando, por ejemplo decimos que la cantidad de demanda de un bien (QA) se ve influida por (o que es una función de) el precio de ese bien (PA), la renta (Y), y los gustos de los consumidores (G), los precios relativos de los demás bienes (PB), estamos refiriéndonos a la función demanda, que podemos expresar de la siguiente forma: QA = D ( PA, Y, PB, G) Para representar la curva de la figura del Cuadro 1 lo que hemos hecho ha sido suponer que la expresión anterior, esto es, en la función de demanda, los valores de todas las variables, salvo la de cantidad demandada del bien A y su precio, permanecen constantes. Es decir, hemos aplicado la condición ceteris paribus. La función de demanda - precio o función estricta de demanda recoge ceteris paribus la relación entre la cantidad demandada de un bien y su precio. Al trazar la curva de demanda suponemos que se mantiene constante los demás factores que puedan afectar a la cantidad de demanda, tales como la renta. Del análisis que hemos hecho de la demanda podemos precisar algunas cuestiones. 


Es frecuente oír hablar de la cantidad demandada como una cantidad fija. Así, un empresario que va a lanzar un nuevo producto al mercado se puede preguntar, ¿cuántas unidades podré vender?, ¿cuál es el potencial del mercado con respecto al producto en cuestión? A esas preguntas el economista debe contestar diciendo que no hay una "única" respuesta, ya que ningún número describe la información requerida, pues la cantidad demandada depende entre otros factores del precio que se carguen por unidad. Ya hemos analizado cómo varía la demanda de un bien cuando cambia su precio, pero, ¿qué sucederá cuando, aún permaneciendo invariable el precio del bien alguno de los factores que bajo la condición ceteris paribus hemos considerados constantes? Una alteración de cualquier factor diferente del precio del bien desplazará toda la curva a la derecha o hacia la izquierda, según sea el sentido del cambio de dicho factor. A este tipo de desplazamiento lo denominaremos cambios en la demanda, mientras que el resultado en alteraciones de los precios lo denominaremos cambios en la cantidad de demanda. Esta distinción es muy importante y se debe entender claramente qué factores producen uno y otro tipo de cambios. 


Otros factores que también inciden de forma notable sobre la curva de demanda son el número de consumidores, los precios y las rentas "futuras" esperadas. Lógicamente, si es constante la renta media de los consumidores que actualmente demandan el bien en cuestión, pero se incrementa el número de consumidores, la cantidad demandada del bien a los diferentes precios aumentará. Así pues, un aumento del número de consumidores desplazará la curva hacia la derecha y una disminución hacia la izquierda. Por otro lado resulta evidente que la cantidad demandada de un bien en un período dado depende no sólo de los precios de ese período, sino también de los que se esperan en períodos futuros. 


Así, la cantidad de gasolina demandada de un día determinado será mayor si se espera que el gobierno va a decretar de forma inminente un aumento del precio. La incidencia del futuro también se pone en manifiesto cuando la variable considerada es la renta. Piénsese que los individuos esperan que las rentas van a experimentar un incremento futuro apreciable, pues en los convenios colectivos entre sindicatos y empresarios se ha llegado a un principio de acuerdo en este sentido. Si los consumidores creen que las rentas van a aumentar en un futuro próximo, desearán comprar más bienes en ese período, cualquiera que sea el precio, con lo que la curva de demanda se desplaza hacia la derecha. 

 

La Oferta 


Al igual que en el caso de la demanda, señalaremos un conjunto de factores que determinan la oferta de un empresario individual. Estos son la tecnología, los precios de los factores productivos (tierra, trabajo, capital) y el precio del bien que se desea ofrecer. 


La tabla de oferta 


Bajo la condición ceteris paribus, denominamos tabla de oferta a la relación que existe entre el precio de un bien y las cantidades que un empresario desearía ofrecer de ese bien por unidad de tiempo. Podemos obtener la oferta global y de mercado sin más que sumar para cada precio las cantidades que todos los productores de ese mercado desean ofrecer. Mientras la tabla de demanda muestra el comportamiento de los consumidores, la tabla de oferta señala el comportamiento de los productores. Sí la tabla de demanda relaciona los precios con cantidades que los consumidores desean comprar, una tabla de oferta representa, para unos precios determinados, las cantidades que los productores estarían dispuestos a ofrecer. A Precios muy bajos los costes de producción no se cubren y los productores no producirán nada; conforme los precios van aumentando se empezarán a lanzar unidades al mercado y, a precios más altos, la producción será mayor. 


La curva y la función de oferta 


Según señalamos al hablar de la demanda, la oferta no puede considerarse como una cantidad fija, sino como una relación entre cantidad ofrecida y el precio al cual dicha cantidad se ofrece en el mercado. En este sentido, la curva de la empresa o de la industria es la representación gráfica de la tabla de oferta respectiva, y muestra las cantidades del bien que se ofrecerán a la venta durante el período de tiempo específico a diversos precios de mercado. Esta curva suele tener una pendiente positiva. 


La curva de oferta, muestra la relación entre el precio y cantidad ofrecida. A cada precio PA le corresponde una cantidad ofrecida QA, y uniendo los distintos puntos (PA , QA) obtenemos la curva de oferta. La curva de oferta es la expresión gráfica de la relación existente entre la cantidad ofrecida de un bien en un período de tiempo y el precio de dicho bien, es decir, de la función de oferta. Esta función establece que la cantidad ofrecida de un bien en un período de tiempo concreto (QA) depende del precio de ese bien (PA), de los precios de otros bienes (PB), de los precios de los factores productivos (r), de la tecnología (z) y de los gustos o preferencias de los productores (H). De esta forma podemos escribir la función de oferta siguiente: QA=O(PA, PB, r, z, H) La introducción de la condición ceteris paribus, en el sentido de que la función de oferta anterior todas las variables permanecen constantes excepto la cantidad ofrecida del bien A y el precio del mismo bien, permiten obtener la curva de oferta. Los desplazamientos de la curva de oferta se analizan en el siguiente apartado. La función oferta - precio o función estricta de oferta recoge ceteris paribus la relación entre la cantidad ofrecida de un bien y su precio. Al trazar la curva de oferta suponemos que se mantienen constantes todos los demás factores que pueden afectar a la cantidad ofrecida, tales como los precios de los factores.

Introducción a la Economía Parte 10: La Teoría de la Escacez

LA TEORÍA DE LA ESCASEZ 


El de escasez es un concepto relativo. Un recurso natural es abundante o escaso comparado o en función de algo. La relativa abundancia o escasez de recursos naturales implica definir disponibilidades físicas de los elementos existentes en la tierra en función de sus posibilidades de utilización. La sociedad es indiferente a la relativa abundancia física de un elemento existente en la corteza terrestre que no tiene uso actual ni potencial. Es la capacidad para satisfacer necesidades y la comparación entre la magnitud de las necesidades a satisfacer y la disponibilidad física de recursos la que definirá el grado de su escasez. Esto supone que la escasez no es puramente un término físico. Si así fuera, el problema se reduciría a encontrar una forma adecuada para medir su magnitud. Sin embargo, hay un componente socioeconómico, definido por la necesidad del bien, que es función de su esencialidad: el grado de escasez estará determinado por la esencialidad del bien para satisfacer necesidades en relación con su disponibilidad física. Un elemento cuya disponibilidad física es muy reducida, pero que no tiene utilización alguna, es obvio que no puede calificarse de escaso. 


El debate sobre la escasez ha tenido dos enfoques fundamentales. Uno de ellos es el que examina exclusivamente su aspecto físico, en término de una existencia fija e invariable de recursos, y lo relaciona con exigencias cuantitativas futuras mediante extrapolaciones de tendencias observadas históricamente, prescindiendo de consideraciones adicionales que puedan alterar tales tendencias. El otro enfoque es el que examina el problema en términos económicos, y aquí el problema de la escasez viene asociado a un desajuste entre oferta y demanda. Lo anterior lleva a establecer una clara distinción entre lo que podría denominarse una escasez física --susceptible de mediciones físicas de diverso tipo-- y una escasez socioeconómica, definida por consideraciones respecto a la esencialidad del recurso. Este último, siendo un concepto claramente social, varía de acuerdo con los cambios en las estructuras sociales, sus valores y patrones de consumo, los problemas estratégicos de seguridad militar, etc., es decir, la escasez tiene que examinarse en un contexto dinámico. Lo que es escaso hoy puede no serlo mañana, y viceversa. 


Existe la esencialidad absoluta de ciertos recursos cuando su disponibilidad es condición sine qua non para la vida humana y su ausencia implica la imposibilidad de vida. El aire y el agua son, por definición, recursos esenciales. En términos económicos, un recurso natural o un material es esencial si tiene demanda aun a precios arbitrariamente elevados y si su carencia es causa de importantes desajustes económicos, sociales y políticos. En el límite, un recurso es esencial económicamente si la producción de un bien de consumo final o de una materia para el proceso productivo es cero en ausencia de dicho recurso natural. En economía, son las características de la demanda las que contribuyen a definir la esencialidad de un recurso. Su escasez no está definida por las cantidades relativas de elementos existentes en la corteza terrestre, sino que responde a una situación en que la demanda futura esperada supera la oferta prevista. Tal desajuste implica que los precios del bien en cuestión aumentan hasta que la oferta y la demanda logran un nuevo nivel de equilibrio. 


Por lo tanto, las fluctuaciones de precios serían indicadores de escaseces relativas. La esencialidad de un recurso se da entonces en términos económicos cuando la elasticidad de la demanda a corto plazo es cercana a cero. Una situación de escasez se produce cuando una baja elasticidad de demanda se asocia a una elasticidad precio de la oferta también cercana a cero. La superación de esta situación dependerá de las posibilidades de sustituir el producto o de encontrar fuentes alternativas capaces de responder rápidamente al incremento de la demanda. En ambos casos las posibilidades descansan en las capacidades científico-tecnológicas de la sociedad y en las facilidades para su aplicación práctica. Por ejemplo, la escasez de energía está determinada por los problemas asociados a una fuente energética como el petróleo --en que se basa la civilización industrial--, y por las dificultades de desarrollar alternativas energéticas a corto plazo. Un ejemplo adicional podría ser el cobre. Su escasez está definida por las magnitudes de reservas de leyes económicamente explotables con la tecnología vigente, y por las posibilidades de sustituirlo con otros productos --aluminio, plásticos, maderas, fibra óptica etc.-- capaces de ejercer las mismas funciones. 


Si las condiciones económicas y tecnológicas permiten la explotación de minerales de leyes inferiores y/o un proceso de sustitución automática o semiautomática por otros materiales, el grado de esencialidad y escasez del cobre se verá inmediatamente alterado. Por lo tanto, la noción de escasez tiene una dimensión temporal. En el largo plazo es siempre posible alterar patrones de consumo, encontrar fuentes alternativas a un producto o desarrollar procesos y tecnologías capaces de producir bienes para sustituirlo. Así pues, la elasticidad de sustitución es elemento fundamental en la definición de escasez. Tal elasticidad está determinada en gran medida por el conocimiento tecnológico y sus posibilidades de aplicación práctica. Lo que cabe preguntarse es en función de qué estímulos, señales o motivaciones se desata la acción social orientada a la búsqueda de soluciones para la situación de escasez, y cuál es el nivel crítico que pone en marcha el mecanismo social que acelera el proceso de innovación tecnológico dirigido hacia la sustitución o hacia la búsqueda de alternativas para superar la coyuntura. La tradición económica estima que el mecanismo del mercado --y más específicamente el sistema de precios-- proporciona las señales requeridas y al mismo tiempo orienta la acción económica que permite superar el problema de escasez. 


En un trabajo ya mencionado se recurre al costo unitario de extracción por unidad de recurso como medida adecuada de escasez. El argumento --arraigado en la tradición ricardiana-- es que, si la escasez es básicamente un desajuste entre demanda y oferta, resultante de una demanda futura superior a la oferta prevista, el proceso de ajuste se traducirá entonces en costos crecientes por producciones crecientes de recursos solamente asequibles con cantidades también crecientes de capital y trabajo que se requieren para compensar la menor calidad y las localizaciones desfavorables de los recursos marginales que se incorporan a la producción. La evidencia empírica del trabajo de Barnett y Morse pone de manifiesto que el índice seleccionado --el costo unitario de extracción-- ha mostrado tendencias decrecientes, es decir, la experiencia histórica desmiente la premisa malthusiana de escasez creciente de recursos naturales. El examen que han hecho algunos autores de estos índices revela ciertas deficiencias que en principio afectarían las conclusiones del estudio de Barnett y Morse. Es claro que algunos elementos esenciales en la determinación de los costos sociales de extracción de recursos naturales han sido ignorados, y entre ellos cabría citar los costos indirectos, los costos externos --por ejemplo, los ambientales-- y sus efectos sobre los llamados bienes libres. Estos costos no han sufrido reducciones similares a los reflejados por los precios de mercado. Más aún, algunos de ellos --en especial los ambientales-- han ido en aumento constante. Sin embargo, esa tendencia no ha sido suficientemente acentuada como para alterar la de los costos monetarios, o simplemente --dadas las características del sistema económico imperante-- ha sido ignorada. 


Además, como Fisher hace notar, la medida en términos de costo unitario presenta algunos problemas de orden teórico y práctico. Así, por ejemplo, es perfectamente factible que los costos de extracción de un recurso natural se mantengan constantes a medida que se agota el recurso. Por otro lado, es también muy posible --y la experiencia histórica lo demuestra-- que a medida que la explotación de ciertos recursos, básicamente mineros, avanza, a veces a costos crecientes, se descubren nuevos recursos o se descubre que la magnitud del recurso era superior a la hasta entonces conocida. Ambos casos demuestran que un índice de costo unitario de extracción no necesariamente refleja escasez futuras de recursos. La segunda objeción de Fisher reside en el hecho de que el índice de costo unitario está construido a partir de series históricas de insumos de mano de obra y capital utilizados en la producción de materiales extractivos, y este proceso adolece de todos aquellos defectos típicos de la agregación, de la forma en que ésta se ha llevado a cabo y de la representatividad que tiene. 


Así, entonces, los costos de extracción, medidos en términos monetarios, están socialmente subvaluados y no reflejan el costo real para la sociedad del producto obtenido. Esta subvaluación --más el hecho de que los costos de extracción no necesariamente reflejan o anticipan la escasez, pues no siempre aumentan a medida que el recurso se extingue, y aun puede darse el caso de que incluso disminuyan-- hace que el índice no anticipe la futura escasez del recurso y, por lo tanto, su empleo como indicador tiene que complementarse con otras medidas. El trabajo de Kerry Smith señala que diferentes factores han influido en los movimientos de precios entre 1900 y 1973 y que, sin una teoría adicional, es difícil establecer un juicio sumario de las tendencias generales. Así pues, parece prudente concluir que los juicios concernientes a la escasez de los recursos naturales no pueden calcularse exclusivamente sobre la base de dichos datos y que la cuestión de la escasez debe mantenerse como una discusión abierta. Por su parte, Fisher examina en el estudio mencionado otros posibles indicadores de escasez, que serían el precio de mercado ordinario y lo que denomina una «renta pura de escasez» (pure scarcity rent), es decir, el valor del recurso in the ground es decir, antes de su extracción. 


En términos generales, los tres indicadores --costos, precios y renta-- tienen un comportamiento contrario a la magnitud del recurso, es decir, mientras más pequeña sea la cantidad de recurso, mayores serán los precios, los costos y las rentas. Sin embargo, Fisher hace notar que difiere ampliamente la sensibilidad de precios, costos y rentas frente a un proceso de agotamiento. Nótese que Fisher se refiere generalmente a existencias de recursos, es decir, examina las variaciones en los tres indicadores señalados en función de una existencia dada de recursos. El análisis se lleva a cabo utilizando una función de producción extractiva, en la cual la producción extractiva (Y) es función de un índice de trabajo y capital, que denomina esfuerzo dedicado a la extracción (E) y de una existencia X de recursos, en un periodo T de tiempo: 


Y : f (E, X, T). Esta función de producción se ve afectada por un efecto de existencia, que Fisher --al igual que otros autores-- supone positivo. En otras palabras, este efecto establece que una cantidad de producción mayor se obtiene de una existencia mayor con un mismo esfuerzo, y también por un incremento de tal esfuerzo. 


Ese efecto de existencia elevaría los costos, y Fisher se plantea en este punto algunas preguntas: en primer lugar, ¿qué es lo que se considera como recursos naturales? ¿Aquellos que están en la corteza terrestre, o los ya extraídos y convertidos en materias primas? Si nos referimos a estos últimos, con base en las observaciones que se han hecho, los costos serían indicadores inadecuados de escasez y los precios constituirían el indicador más apropiado. En cambio, si se consideran recursos naturales sólo los elementos existentes en la corteza terrestre, antes de su proceso de extracción, entonces --según Brown y Field--7 la renta sería la medida adecuada de escasez. Tal opción es objetada por Fisher, quien demuestra que las rentas de los recursos naturales pueden disminuir, y eventualmente llegar a cero, cuando esos recursos se agotan. La conclusión de Fisher es que los precios de mercado son los indicadores más adecuados de escasez, en función de su correlación positiva con una existencia dada de recursos, aumentando a medida que los recursos se agotan y reduciéndose a medida que aumenta la existencia de recursos. No sucede lo mismo con los costos y las rentas, que tienen un comportamiento errático. Así, por ejemplo, puede suceder que para ciertos depósitos, si no hay efectos de existencias, los costos no aumentan a medida que el recurso se agota, pero sí puede incrementarse la renta. 


El problema está lejos de ser solucionado y sin duda no puede examinarse exclusivamente en función de magnitudes económicas y de su comportamiento en el mercado, desde el momento en que tales magnitudes y comportamientos ignoran efectos indirectos de orden social y ambiental. Al mismo tiempo, no permiten la consideración explícita de aspectos concernientes a las tecnologías de extracción y explotación de productos, ni el hecho de que los tres indicadores se ven afectados por el carácter heterogéneo de los recursos. En tal sentido, Fisher afirma que una medida de escasez de recursos naturales debería reflejar claramente los sacrificios directos e indirectos que se hacen para obtener una unidad de recursos, y que al mismo tiempo debería permitir relacionar las variaciones en su existencia. Las observaciones mencionadas sobre efectos indirectos, no perceptibles directamente o no cuantificables, afectan la primera parte de este indicador, mientras que otros factores de orden tecnológico y la heterogeneidad de los recursos dificultan la elaboración de la segunda parte del indicador sugerido por Fisher.


Introduccion a la Economía Parte 9: Factores de Producción

FACTORES DE LA PRODUCCIÓN 

Son todos aquellos elementos que constituyen a que la producción se lleve a cabo. Tradicionalmente se ha agrupado en: tierra, trabajo, capital y organización o habilidad empresarial. 


Tierra.- En el sentido más amplio se refiere a los recursos naturales que pueden ser transformados en el proceso de producción: tierra, agua, minerales, vegetales, animales. Etcétera. 


Trabajo.- Es el desgaste físico y mental de los individuos que se incorporan en el proceso productivo. El trabajo también se define como la actividad humana mediante la cual se transforma y adapta la naturaleza para la satisfacción de sus necesidades. 


Capital.- Son todos aquellos bienes que nos sirven para producir otros bienes. Son aquellos recursos económicos susceptibles de reproducirse y que ayudan en el proceso productivo; esta constituido por las inversiones en: maquinaria, equipo, mobiliario, instalaciones, edificios, etcétera. 


Organización.- También llamada habilidad empresarial, es el conjunto de actividades encaminadas a la dirección, organización, sistematización y conducción para llevar a cabo el proceso productivo. La habilidad empresarial la desarrollan los administradores, gerentes, economistas y contadores que se encuentran en puestos directivos de la unidad productiva. No debe confundirse la habilidad empresarial con el empresario ya que este generalmente es el dueño de la empresa o negocio, en cambio la habilidad empresarial debe desarrollarse y se puede adquirir a través del estudio sistematizado del proceso productivo y de su organización, lo cual se puede hacer por medio de estudios universitarios, cursillos, conferencias, etcétera. 


Relaciones entre factores Para realizar la producción es necesario combinar los factores económicos y es precisamente la persona que desarrolla su habilidad empresarial la encargada de dicha combinación, y puede ser el gerente, el administrador, etcétera. 


Solo las actividades que utilizan recursos naturales provenientes de la tierra, como minerales, petróleo o productos agrícolas, realizan una combinación de los cuatro factores productivos, porque incluye la tierra. Algunas actividades de producción como la producción industrial y el comercio utilizan el trabajo, el capital y la habilidad empresarial en forma más intensiva; los recursos naturales que provienen de la tierra se usan poco en estas actividades.

 

La forma en que se combinan los diferentes factores de la producción recibe el nombre de relaciones técnicas de producción que dependen del grado de técnica alcanzado por una sociedad en un momento determinado y de la habilidad empresarial que se aplique en una unidad económica dada. Las relaciones técnicas de producción se llevan a cabo durante el proceso de producción que es el conjunto de procesos específicos de trabajo. “...realizados conscientemente y con fines vinculados entre sí para producir un bien determinado, o sea, un producto.” Es el hombre el elemento cohesionador e integrador de todos los factores productivos, por que el es el que posee toda la fuerza de trabajo que aplica en forma hábil para obtener de la naturaleza todos aquellos elementos que combinados en forma adecuada nos llevan a la obtención de bienes. Es por ello que en la combinación de factores de producción encontramos a las relaciones sociales de producción como un elemento fundamental. 


Las materias primas utilizadas en la industria ya no se consideran parte de la naturaleza porque ya han sido transformadas aunque no satisfagan necesidades finales. A las materias primas se les considera parte del capital. 

Las relaciones sociales de producción son aquellas que se establecen entre los hombres durante el proceso productivo y que no dependen de su voluntad.


Introducción a la Economía Parte 8: La Organización de la Actividad Económica.

La organización de la actividad económica 


Las discusiones que acabamos de plantear deben haber dejado en claro que los tres problemas económicos principales, sobre todo cuando se examinan conjuntamente, distinguen un conjunto de cuestiones de mucha complejidad no solo por sus raíces económicas, sino por su contenido sigla, ético y político. Es tal el grado de complejidad, que los pueblos de todas las épocas y lugares siempre se vieron frente a la necesidad de organizar mejor sus sistemas económicos tratando de optimizar la solución de sus problemas fundamentales. 


La organización de la actividad económica se encuentra directamente relacionada con la solución de los problemas económicos fundamentales –que y cuando, como y para quién producir. Siempre con el objetivo de asegurar mayor eficiencia para la asignación de sus recursos, las naciones económicamente motivadas se dedicarán a la difícil y controvertida búsqueda del sistema económico ideal. En el ámbito económico y tecnológico, incluso los pueblos primitivos, que practicaron el autoabastecimiento, descubrieron que la polución de sus problemas económicos fundamentales podría facilitarse por la división del trabajo- recurso que implique mayor eficiencia de actividades económicas. Las ventajas de este descubrimiento serán comprobadas definitivamente después de la Revolución Industrial, afianzándose durante el siglo XIX y conduciendo a la especialización extrema de las funciones individuales, como se observa en la actualidad. 


Paradójicamente, si la división del trabajo condujo al condicionamiento y a la mejor solución de los asuntos relacionados con la eficiencia productiva, tal vez haya dado mayor complejidad a las cuestiones relacionadas con la justicia distributiva. El aumento de la eficiencia económica y tecnológica, observado en las primeras décadas del siglo XIX, durante el periodo formativo del capitalismo industrial había sido paralelo al agravamiento de los problemas sociales atribuidos a los insatisfactorios patrones de distribución del producto social. A medida que las actividades se especializan, se hace más compleja la valoración de las contribuciones individuales. De ahí por que, junto con los objetivos de supervisar y coordinar las tareas desarrolladas por los millones de individuos y unidades de producción que componen el cuadro de las actividades económicas, es necesario desarrollar y aplicar modelos de organización que reduzcan los desequilibrios de la distribución. 


Los liberales de los siglos XVIII y XIX propusieron que las bases del modelo de organización económica deberían ser el individualismo, la libre iniciativa y la competencia empresarial. Según su propuesta, el libre funcionamiento del sistema de precios y de los mecanismos del mercado conduciría a la óptima aplicación de los recursos disponibles, garantizando el pleno empleo y la eficiencia económica general. En contraste con el modelo, los críticos del sistema liberal capitalista, partiendo de las bases ideológicas elaboradas por Marx, propusieron el bloqueo de la libertad empresarial, el colectivismo y el intervencionismo de estado. En lugar de los mecanismos libres antes propuestos se implantaron sistemas centralizados de control capaces de coordinar las metas de producción de la economía, la aplicación de los recursos y la distribución del producto. 


Con estas dos proposiciones presentadas como diametralmente opuestas, aún son posibles infinidades de modelos menos extremistas. Todos ellos, en relación con el análisis de su eficacia, implican juicios de valor debido a sus contenidos éticos y políticos. ¿Cuál sería –se pregunta- el modelo ideal? Entre las diferentes opiniones, ¿Cuáles son las que combinan mejor los supuestos de la eficiencia económica con los ideales de la justicia distributiva? ¿Cuál será la forma de organización ideal? ¿la sociedad deberá instituir una autoridad central que dirija y coordine todas las actividades individuales? Deberá realmente existir esa autoridad suprema, para que sea la que decida sobre cuáles son los bienes que deben producirse, sus cantidades, como se producirán y cómo se distribuirán? O por el contrario ¿las sociedades confiaran en la acción autorreguladora de una organización espontánea y liberal? ¿Cómo organizar la actividad económica? La planificación global, tipo colectiva, ¿se muestra más eficiente en la solución de todos los problemas fundamentales, comparativamente con el laissez-faire? ¿Cómo soluciona cada uno de esos sistemas los complicados problemas fundamentales con que se enfrentan todas las sociedades? 


La evaluación de la eficiencia de los sistemas alternativos constituye uno de los asuntos más complejos del análisis económico. Debemos tener presente la acertada observación de Delfim Netto  ̈ no hay sortilegio capaz de reprimir la expansión de las necesidades de la colectividad ni forma mística capaz de superar las limitaciones tecnológicas ni la limitación de los recursos ̈.