lunes, 13 de enero de 2020

Introducción a la Economía Parte 1: Introducción al Estudio de la Economía

INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA


Los asuntos económicos del mundo actual son de una profundidad y de una trascendencia no registrada por la historia en época pasadas. Por primera vez en la historia hay algunas sociedades opulentas sólidamente ricas, pero desencantadas con la calidad de vida que modelaron. Pero hay también, en elevado número, de sociedades atrasadas que se enfrentan al torturante problema de no saber como aumentar sus escasos recursos para reducir la miseria generalizada, en la lucha sin tregua por la supervivencia. De un lado y de otro –en las sociedades opulentas y en las subdesarrolladas– los problemas existentes son de inmensa gravedad. Ante ellos, la ciencia económica no reúne condiciones para encontrar, por si sola, todas la soluciones. Sin embargo, y con muchas esperanzas, esa nueva ciencia podría suministrar un telón de fondo indispensable para su discusión intelectual y provechosa.

Economics and the Public Interest.

RICHARD T. GILL.

Algunas noticias.

La explosión democrática preocupa a las Naciones Unidas. En conferencias mundiales se debate el tema de las materias primas básicas se prevé cosechas escasas: se elevan precios. En los mercados mundiales caen los precios de los principales productos de exportación de América Latina. El desempleo en Santiago se mantiene en niveles promedios inferiores al 5%. Las restricciones impuestas por la comunidad Europea afectan el mercado externo de la carne bovina de Argentina. El gobierno de México pone en práctica nuevas tributarias, se aumenta la carga impositiva en relación con el PNB. La Conferencia Nacional de Industrias deberá examinar la práctica de precios del gobierno Brasileño. Hay una grave falta de liquidez  general en los principales centros financieros de América Latina. Portugal nacionaliza su sistema financiero. Rusia revisa sus planes para intensificar la participación de los bienes de consumo en el producto nacional.

Algunos Problemas Actuales.


El crecimiento democrático avanza a un ritmo vertiginoso: la población mundial se duplica cada treinta años; los actuales 4 mil millones de habitantes del mundo serán 7 mil millones en el siglo XXI, la mayoría de los cuales pertenecerán a las naciones subdesarrolladas; es necesario crear condiciones de vida, medios de subsistencia y nuevos empleos para cada uno de ellos. La economía mundial a presentado un cuadro bastante sombrío, lejos de la crisis económica de 1973, tal vez la más grave afrontada por la comunidad internacional desde el término de la Segunda Guerra Mundial; algunas materias primas escasean; se ignora cuando se sustituirá el petróleo por otros producto, el comercio mundial se resiente por las medidas proteccionales adoptadas por las naciones desarrolladas (para luchar contra el desempleo) y por la naciones subdesarrolladas (con el objeto de acrecentar sus industrias nacientes). La trayectoria de la opulencia de las grandes potencias occidentales no parecen haber producido una mejoría persistente en las condiciones de vida; la destrucción ambiental y la angustia social de los grandes centros urbanos contienen una carga de frustración ciertamente superior a los beneficios materiales del industrialismo.

Por otro lado, en las económicas sociedades de la URSS, de Europa Oriental y de Chile, la civilización de consumo y opulencia ha sido sofocada por rígidos planes estatales que desde hace décadas vienen dando prioridad a las actividades infraestructurales; sin embargo, este comportamiento es igualmente un foco de insatisfacción social, potencializado por un régimen político de opresión. Finalmente a lado de todo esos problemas de gran envergadura, las actividades económicas se han mostrado extraordinariamente sensibles a un conjunto de fluctuaciones coyunturales que han revelado la preocupante fragilidad de los sistemas económicos modernos: las cosechas varían notablemente, el comercio internacional ha sido extremadamente cambiante, la inflación ha alcanzado indistintamente a todas las naciones y los grandes centros financieros han sido constantemente perturbados por destructivas crisis de liquidez.

Algunas Preguntas Frecuentes

  1. ¿Por qué el crecimiento demográfico se acelera tanto? 
  2. ¿En el pasado la población también se duplica en cada generación? 
  3. ¿Cuál es la relación entre el desarrollo y la explosión demográfica? 
  4. ¿Tendrán las naciones, condiciones económicas para producir medios de subsistencia y para generar empleos suficientes para toda la población adicional del futuro? 
  5. ¿Cuál, dentro de los sistemas económicos disponibles y para elevar los niveles de vida? 
  6. ¿El capitalismo liberal de Occidente o el socialismo del Estado? 
  7. ¿Porque el mundo actual está constituido por pocas economías desarrolladas y por un elevado número de naciones económicamente atraídas? 
  8. ¿El subdesarrollo es una situación crónica e irreparable o sus características pueden ser atenuadas y eliminadas? 
  9. ¿Por Qué los precios suben continuamente? ¿Por qué las economías se preocupan por el equilibrio de sus balanzas de pago? Y en fin, ¿Por qué -además de todos los problemas que se encuentran dentro de estas preguntas - todavía no se ha conseguido repartir el ingreso o renta nacional de manera más equitativa y justa?

Todas estas pueden ser respondidas con alguna seguridad por los que se dedican al estudio serio y sistemático de las ciencias económicas. Ellas están muy relacionadas con la mayor parte de los más graves problemas económicos de la actualidad. Estamos casi seguros de que también el hombre común, independientemente del nivel de sus conocimientos, de su profesión, de su edad y de sus inclinaciones políticas, está actualmente tratando de hallar respuestas inteligentes y por lo menos aparentemente lógica para cada una de ellas. Además los asuntos de naturaleza económica han despertado tan creciente interés, que una sola edición de algún diario que enfocara en su lección especializada de economía, o una en otra cualquiera, determinados asuntos relacionados directa o indirectamente con la realidad económica actual.

Pero, al final: 

  1. ¿Tendrían los propios economistas alguna explicación razonable para el creciente interés de la actualidad económica a despertado? ¿Habría razones históricas capaces de justificar? ¿O será sólo algo transitorio, imputable en ese caso a la multiplicidad de problemas económicos contemporáneos?

En esta capítulo inicial, que constituye prácticamente nuestro primer paso, trataremos de encontrar las razones de ese interés. Tal vez encontremos algunas causas (por lo menos aparentes) capaces de explicarlo. En ese caso, ciertamente obtendremos a manera de subproducto, alguna de las razones que justifican la necesidad del estudio sistemático de la economía, a través de un ordenamiento lógico y metódicamente organizado.

Definición de Economía (Una breve perspectiva histórica)


Aunque la fase científica de las ciencias económicas se empezó a desarrollar sólo a partir del siglo XVIII, con el objeto de tener una perspectiva histórica examinaremos las definiciones primitivas de la economía establecida por los filósofos-políticos de Grecia y por los pensadores económicos de Roma del periodo renacentista. Después lo haremos con las definiciones clásicas y las contemporáneas.

Definiciones Primitivas


A pesar de que la historia del pensamiento económico señala que la expresión economía política apareció solo en el siglo XVII con la publicación del Traité de 1 Economie Politique en 1615, del mercantilismo francés ANTOINE DE MONTCHRÉTIEN (1576-1621), hay autores que la atribuyen a ARISTÓTELES (384-322 A.C.).

En verdad, sea que ARISTÓTELES haya empleado o no tal expresión para designar esa ciencia completa que hoy se ocupa del desarrollo, de la inflación de precios, el desempleo, del nivel de la renta social, de las recesiones y de la plena utilización de los escasos recursos del sistema económico, el hecho en que ese insigne discípulo de PLATÓN “es considerado el fundador de muchas ciencias y también -observa J. F. BELL- el primer analista económico”. En su época, la economía era considerada como la ciencia de la administración de la comunidad doméstica. El núcleo central de las ciencias económicas su campo de acción y su definición proviene de la propia etimología de la palabra economía (del griego oikonomia de oikos = casa, nomos = ley). Se trataba, pues, de una rama del conocimiento destinada a abarcar solamente el ámbito comunero de la actividad económica en sus más simples funciones de producción y distribución. Como la habría definido ARISTÓTELES, la economía era “la ciencia   del abastecimientos que trata del arte de adquisición”.
De la Antigüedad al Renacimiento, los asuntos económicos tomaron gradualmente mayor importancia con la aparición de formas de organización más complejas que las del régimen primitivo de las comunidades domésticas. En ese periodo fueron muy discutidos los sistemas de la propiedad territorial, de la servidumbre, de la recaudación tributaria, de la organización de las corporaciones de propietarios, de los artificio y de las fraternidades, de la explotación precapitalistas de las haciendas y también de las materias relacionadas con la exclusividad de mercados, con el comercio interregional, con los gremios y con la acuñación y uso de monedas.
Sin embargo,  el área de la economía solo se ensanchó en el periodo post-renacentista cuando el desarrollo de los nuevos Estados-Nacionales de Francia,  Alemania,  Inglaterra, España y Portugal y,  particularmente,  el descubrimiento de América,  hicieron que el análisis económico se desvinculó de los aspectos puramente éticos, a los cuales se mantenía unido por una especie de cordón umbilical y por los cuales se dejó eclipsar durante largos siglos. En ese nuevo periodo, los escritores mercantilistas desarrollarían diversos estudios sobre la administración de los bienes y rentas del Estado, lo cual hizo que se ampliará en forma extraordinaria el campo de acción de la economía.

En esa nueva fase, debido a la expansión de las áreas del mundo económico y de la consolidación de la figura política del Estado-Nación, la economía pasó a ser considerada algo más que una simple rama del conocimiento dedicada a la administración de la comunidad doméstica. Sus funciones y dimensiones también se ampliaron. En la mayor parte de las obras de los escritores post-renacentistas, la economía se definirá como una rama del conocimiento dirigida esencialmente a la mejor administración del Estado, con el objeto central de promover su fortalecimiento.

Definiciones Clásicas


Ese gran salto no fue definitivo pues sólo en el siglo XVIII fue cuando la economía se desarrollo y entró en su fase científica. En aquel siglo, considerado como la Edad de la Razón o Época de la Ilustración, los investigadores económicos volvieron a formular los principios fundamentales de la economía. Fueron publicadas dos obras importantes: Tableau Economique, de FRANCOIS QUESNAY (1758) y An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations de ADAM SMITH (1776). Basados en las obras de estos dos autores – fundadores de dos importantes escuelas económicas en Francia y en Inglaterra-, los estudiosos de la economía se dedicaron al descubrimiento y al análisis de los principios, las teorías y las leyes aplicables a cada una de las tres grandes divisiones de la actividad económica: creación, distribución y consumo de las riquezas.

Esas tres divisiones constituyeron las bases de una nueva trilogía teórica sobre la cual se fundamentaron las definiciones clásicas de la economía. En ellas se basaron las definiciones del pastor MALTHUS, del financista JOHN LAW, del político STUART MILL, del médico economista FRANCOIS QUESNAY, del banquero RICHARD CANTILLON, del negociante DAVID RICARDO y el teórico JEAN BAPTISTE SAY.  Este último, considerado como uno de los más notables discípulos del clasicismo francés, definió la economía en su Traité d’Economie Politique, publicado en 1803: la economía política hace conocer la naturaleza de la riqueza;  del conocimiento de su naturaleza deduce los procesos de su formación, revela el sistema de su distribución y examina los fenómenos relacionados con su agotamiento, realizado a través del consumo.

De esta manera, las definiciones clásicas de la economía se basaron en las tres divisiones fundamentales de la actividad económica.  De la creación al consumo de las riquezas,  pasando por su distribución, toda la actividad económica fue cuidadosamente clasificada,  investigada y sometida a un complejo y coherente conjunto de principios, teorías y leyes. Esta nueva concepción mostró que las ciencias económicas se liberaron definitivamente de los patrones post-renacentistas sin someterse exclusivamente a los objetivos políticos del Estado.  A raíz de los principios liberales, desarrollados en el siglo XVIII, la economía trato de llegar a cada uno de los aspectos de la actividad económica libre,  investigando los factores relacionados con el proceso de creación de las riquezas, examinando los aspectos relacionados con su distribución, hasta llegar a considerar, como última etapa, la del consumo.

Esta visión más amplia, se adaptó mejor al estilo cientificista del siglo XVIII.  La trilogía (creación, distribución y consumo), por el hecho de abarcar los puntos esenciales de la actividad económica, indujo a profundizar en la investigación científica de la vida económica.  Bajo esas perspectivas, las ciencias económicas experimentaron un extraordinario desarrollo como una rama del conocimiento dirigida a la percepción y al análisis de los temas relacionados con la riqueza.

Definiciones Contemporáneas.


Las definiciones basadas en la clásica trilogía creación, distribución y consumo, prevalecieron hasta las últimas décadas del siglo XIX cuando ALFRED MARSHALL, teórico inglés e ilustre profesor de economía en Cambridge  y responsable de la llamada Síntesis Neoclásica, propuso una nueva orientación conceptual.  En su obra Principles of Economics, editada en 1890, MARSHALL propuso una nueva definición: la economía es la ciencia que examina la parte de la actividad individual y social especialmente consagrada a alcanzar y utilizar las condiciones materiales del bienestar.

Esa definición de MARSHALL, aparentemente simple, es una línea divisoria entre las decisiones clásicas y contemporáneas.  Los clásicos no se ocuparon específicamente de las causas y de las consecuencias, a veces terribles, de las depresiones, de la escasez, y del atraso económico.  Actualmente se atribuye a la economía el análisis de las causas de la prosperidad y de las recepciones, el examen de los problemas propios de la escasez de recursos, teniendo en cuenta las necesidades ilimitadas, y principalmente la investigación de las condiciones necesarias para la universalización del bienestar de los pueblos.

Con la obra fundamental de LIONEL ROBBINS, An Essay on the Nature and Significance of Economic Science, editada en 1932, los problemas de la escasez y de la selección de objetivos, fueron incorporados definitivamente a la nueva definición de economía. “Desde el punto de vista economista- escribió ROBBINS-, las condiciones de la existencia humana presentan tres características fundamentales. Son varios los productos capaces de satisfacer las necesidades humanas. El tiempo y los recursos para lograrlos son limitados, aunque susceptibles de darles usos alternativos.  Como los hombres son criaturas llenas de deseos y aspiraciones ilimitadas, su acción económica implica necesariamente permanentes actos de selección.  Esta es la esencia del problema económico. La conducta asumida por los hombres en la selección de los recursos escasos de que disponen para satisfacer sus necesidades ilimitadas, constituye el último objetivo de la ciencia económica.  Por lo tanto, la economía es la ciencia que estudia las formas del comportamiento humano que resulten de la relación existente entre las necesidades ilimitadas, que deben satisfacer, y los recursos que, aunque escasos, se prestan a usos alternativos”.

La posición de ROBBINS fue reforzada por el despertar de los pueblos subdesarrollados – o sea, por la toma de conciencia de los contrastes existentes entre la opulencia y la miseria. Con eso la economía pasó a ser considerada, en su más simple definición, como la ciencia de la escasez. Los teóricos contemporáneos comprenden más que nunca que alcanzar cualquiera de los objetivos de bienestar, o lograr el desarrollo económico generalizado dependerá principalmente de la mejor administración de los escasos recursos disponibles. Por esa razón, MYRON H. UMBREIT, ELGIN F. HUNT y  CHARLES V. KINTER propusieron: la economía es el estudio de la organización social a través de la cual los  hombres satisfacen sus necesidades de bienes y servicios escasos. Aunque no siempre es fácil demarcar las fronteras que separan la economía de otras disciplinas o campos del conocimiento social, actualmente existe un consejo general en relación con su contenido principal. Al ocuparse de las condiciones que incluye la distribución de los recursos escasos entre necesidades humanas diversas y el uso de esos recursos con el fin de optimizar su satisfacción. (RICHARD H. LEFTWICH).

A continuación se incluyen las definiciones de tres importantes autores contemporáneos.

Paul A. Samuelson: La economía es la ciencia que se ocupa del estudio de las leyes económicas que indican el camino que debe seguirse para mantener un elevado nivel de productividad, mejorar el patrón de vida de la población y emplear correctamente los recursos escasos. 
Raymond Barre: La economía es la ciencia que tiene por objeto la administración de los recursos escasos de que disponen las sociedades humanas: estudia las formas como se comporta el hombre ante difíciles situaciones del mundo exterior ocasionada por la tensión existente entre las necesidades ilimitadas y los medios con que cuentan los agentes de la actividad económica.
Stonier y Hague: Si no hubiese escasez ni necesidad de repartir los bienes entre los hombres, tampoco existirían sistemas económicos ni economía. Fundamentalmente, la economía es el estudio de la escasez y de los problemas que de ella se derivan.

El Objetivo de la Economía (Evolución y Estado Actual)


Simultáneamente con el desarrollo de estas definiciones, la concepción exacta de lo  que es el objeto de la economía, evolucionó históricamente desde las primeras escuelas económicas del siglo XVIII hasta nuestros días.

Para el autor de Wealth of Nations,  el objeto de la economía era el de llevar a cabo investigaciones sobre la naturaleza y los orígenes de la riqueza de las naciones. Esa concepción prevaleció hasta DAVID RICARDO, uno de los más grandes economistas de la escuela clásica inglesa que trato de desviar el objeto de la economía hasta el terreno de las investigaciones sobre la distribución de la riqueza. “La cantidad de riquezas producidas no puede someterse a ninguna ley –escribió RICARDO en 1820-, pero se puede enunciar una ley que se refiera a su reparación satisfactoria. Estoy cada vez más convencido de que lo primero es vano y de que lo segundo es el verdadero objeto de la ciencia económica”.

Para RICARDO, el objeto de la economía debió centralizarse en el estudio de la distribución de la riqueza, mientras que para SMITH  la economía tenía por objeto central el estudio de la creación de la riqueza. Esas dos posiciones básicas, particularmente la de RICARDO, fueron establecidas por los discípulos de la escuela clásica inglesa y de las cuales no se distanciaron sustancialmente los economistas de las demás escuelas  del pensamiento económico que se desarrollaron durante el periodo comprendido entre la aparición de la obra de ADAM SMITH  y la publicación, en 1936, de la Teoría general de JOHN MAYNARD KEYNES.

KEYNES escogió un tercer camino para tratar de demostrar que el objeto de la economía debió centralizarse en la investigación de las fuerzas que gobiernan el volumen de la población y del empleo en su conjunto. 

En cierta manera, KEYNES volvió a uno de los caminos clásicos al colocarse en el plano de la producción; sin embargo superó la producción de ADAM SMITH al tratar específicamente sobre los factores determinantes de las fluctuaciones del ingreso nacional y del volumen del empleo. A partir de la crisis de los años ’30, KEYNES traslado hacia el análisis de las fluctuaciones de la actividad económica el objeto central de la economía. La corrección de los desajustes y desequilibrios era la preocupación fundamental de las ciencias económicas en aquella época.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el objeto de la economía sufrió una nueva revisión. El análisis de las fluctuaciones que prevaleció durante la década de los ’30, dio el paso al examen de las condiciones necesarias para promover el desarrollo económico de las naciones. Al tiempo, los economistas de todo el mundo se dedicaron al estudio de la expansión, de los beneficios del progreso, a toda la colectividad empeñada en obtenerla. En resumen: mientras que los teóricos del siglo XVIII se preocuparon por la creación de la riqueza y los del siglo XIX por su distribución, los economistas modernos prefirieron dedicarse a un doble objetivo. Por un lado, al estudio de las fluctuaciones de la actividad económica y al fomento del desarrollo y, por otro, a las investigaciones sobre la distribución de la riqueza.

La posición más reciente parece ser una síntesis de las actividades de los siglos anteriores. Los economistas contemporáneos se preocupan por la riqueza, y por su desarrollo, con el mismo empeño con que se dedican a los asuntos relacionados con su distribución. El fomento simultáneo del progreso, y de la distribución satisfactoria de sus frutos, constituye el objeto de la economía moderna. Las fluctuaciones de la actividad económica (a través de la permanente búsqueda del equilibrio general de los niveles del empleo y de los precios), aunque estuvieron completamente desvinculadas de las preocupaciones primordiales de la ciencia económica. Sin embargo el enfoque principal del análisis contemporáneo, particularmente en las economías que aún no se han desarrollado satisfactoriamente, esta dirigido hacia el binomio desarrollo-distribución.

El tratamiento del binomio desarrollo-distribución –como objeto central de la economía contemporánea- se mantiene ligado a la dicotomía recursos escasos y necesidades ilimitadas en que se basan las definiciones contemporáneas de la economía. La ansiedad desarrollo está formalmente ligada al aprovechamiento óptimo de los recursos escasos disponibles.  Además, la mayor eficiencia en el manejo de distribución está relacionada con la expansión de los frutos del desarrollo hacia las diversas clases sociales interesadas en promoverlo; esto equivale a una interrelación formal entre la distribución y las necesidades ilimitadas en el sentido de que estas últimas pueden ser atendidas progresivamente a medida que el proceso de distribución de la riqueza sea más igualitario.

Por consiguiente, existen nexos formales entre los orígenes de las definiciones contemporáneas y los fundamentos del binomio que parece constituirse en el objeto de la economía.  

viernes, 10 de enero de 2020

La teoría económica del crecimiento

La teoría económica del crecimiento

(Este texto ha sido copiado literalmente del original creado por: David Anisi) 

Universidad de Salamanca 

A modo de presentación 

En Teoría Económica, al comienzo del Siglo XXI, basta con hacer tres preguntas a un grupo de economistas para, según las respuestas, establecer claramente las escuelas de pensamiento a las que pertenecen. Si el tema fuese "Crecimiento Económico" las preguntas serían: ¿Basta el estudio del funcionamiento del mercado para explicar lo más relevante del Crecimiento Económico? ¿El funcionamiento de los mercados asegurará el uso eficiente de los recursos en el caso del Crecimiento Económico? ¿Se desea corregir los resultados que el mercado proporciona en relación con el Crecimiento Económico? Las tres preguntas hacen referencia a un sistema de creencias, pero mientras que las dos primeras se refieren a cómo se cree que son las cosas, la última incide sobre la postura que se debe adoptar. 

Nosotros usaremos las primeras para clasificar y la tercera para evitar una posible confusión. La ortodoxia dominante, entendiendo con ello el núcleo de lo que se enseña en las más prestigiosas universidades de los Estados Unidos de América, contesta con un rotundo SI a las dos preguntas iniciales. La contestación que ofrezca a la tercera nos será, de momento, irrelevante. Esa ortodoxia afirmará que basta estudiar el funcionamiento de los mercados para entender lo más significativo del crecimiento económico, y que del adecuado funcionamiento de los mercados se deducirá el uso eficiente, y particularmente el pleno empleo, de los recursos existentes. La relevancia de los mercados y su equilibrio Consideremos el Cuadro I. En él siempre se parte, y siempre se vuelve, a un recuadro donde aparecen escritas las palabras: Leyes, Mercado y Creencias. Indicamos con eso que en cualquier sociedad moderna los problemas económicos generales y particulares se resuelven bien utilizando las leyes, bien usando el mercado, bien recurriendo a los distintos sistemas valorativos. 

En un fenómeno como el del Crecimiento Económico queda claro que es sumamente relevante tanto el marco legal existente, como el funcionamiento del sistema de precios, y como la referencia al retículo valorativo. En ese marco formulamos la primera de las preguntas: ¿Basta con el estudio de los mercados para entender lo fundamental del desenvolvimiento económico de los países? La respuesta que se ofrezca a esa pregunta separará la literatura del Crecimiento de la del Desarrollo. Responder NO a esa pregunta significa tener que recurrir necesariamente a los entramados legales y valorativos para poder entender eso que denominamos Desarrollo Económico. Contestar SI significa entrar en aquello que conocemos como Crecimiento Económico, donde el mencionado desenvolvimiento económico se examinará exclusivamente bajo la óptica del mercado. Habiendo contestado SI a la primera de las preguntas nos enfrentamos con la segunda: ¿Asegura el funcionamiento de los mercados el uso eficiente de los recursos y en particular el pleno empleo de capital y trabajo?. La respuesta separará las construcciones keynesianas de las neoclásicas 
Un NO significa - Ver Cuadro I - la vuelta a Leyes, Mercados y Creencias, porque tanto el aspecto legal de los presupuestos del Estado y de la intervención pública, como la faceta de creencias que hay tras esa imaginación del futuro a la que denominamos formación de expectativas, resultan elementos básicos a la hora de poder entender, y tratar de solucionar, los problemas de desempleo de capital y trabajo inherentes al funcionamiento de los mercados. La ortodoxia ha contestado SI a esta pregunta, e independientemente de la respuesta que ofrezca a la tercera, se detendrá a explicitar cuál es el mecanismo concreto con el que los mercados logran automáticamente el doble pleno empleo de trabajo y capital. El problema que ha llevado a los keynesianos a contestar NO a la pregunta anterior puede plantearse de forma sencilla: En un sistema económico continuamente se producen máquinas nuevas que incorporan un cambio técnico. En ese mismo sistema, también continuamente, y como resultado de los movimientos migratorios y del crecimiento demográfico, aparecen nuevos individuos con capacidad de trabajar. Es fácil imaginar una tasa de crecimiento económico que proporcione empleo a todos los individuos que pueden y desean trabajar, y es también fácil de imaginar otra tasa de crecimiento que garantice el uso de todas las máquinas. Pero ¿serán iguales esas tasas? Y en relación no con el posible, sino con el crecimiento real: ¿Se igualará este crecimiento a la tasa que garantiza el pleno uso del capital pudiendo aparecer desempleo de trabajo?, ¿O se igualará a la tasa que garantiza el pleno empleo del trabajo dejando posiblemente desempleado el capital? ¿O quizá ni lo uno ni lo otro creciendo a un ritmo que de lugar a desempleo de ambos factores?

El problema no está en encontrar los valores las tasas que garanticen un crecimiento equilibrado sino en hallar, como hace la corriente ortodoxa, unos mecanismos automáticos - ver Cuadro I - que conduzcan precisamente a esas soluciones de equilibrio. Bajo esta concepción ese equilibrio se alcanzará bien por la elección dentro de la variedad de técnicas existentes de aquella que ofrezca la relación más conveniente entre la producción y el capital necesario; bien por el establecimiento de una adecuada tasa de ahorro; bien por las modificaciones en la población potencialmente activa; o bien por la consecución del ritmo más conveniente de progreso técnico. Pero, independientemente del mecanismo de ajuste propuesto, la ortodoxia debe contestar - Ver Cuadro I - a una última pregunta que, como antes dijimos, no nos servirá para matizar la clasificación, sino para evitar una confusión. La vuelta al origen, la apelación a la necesidad de un Estado y un sistema valorativo es común a todas las escuelas, pero la forma en que aparece esa necesidad y, consecuentemente, las demandas que de ese Estado y de ese retículo valorativo se realicen, serán profundamente diferentes. 

El primer regreso en el Cuadro I a la casilla "Leyes, mercado y creencias" es la correspondiente a la literatura del Desarrollo Económico, que señalará al Estado y a los sistemas culturales como elementos básicos e imprescindibles tanto para entender el fenómeno del desarrollo económico como para gestionar su dirección. A continuación el segundo regreso al origen estará protagonizado por los economistas keynesianos quienes propondrán soluciones de política económica absolutamente necesarias para poder obtener el uso eficiente de los recursos. La tercera flecha de regreso del Cuadro I señala a algunos economistas ortodoxos que surgirán intervenciones del Estado y el recurso a Instituciones Valorativas para tratar de corregir los resultados indeseables - pobreza, desigualdad extrema - que el sistema de mercado provoca. Los fundamentalistas del mercado, por último, exigirán un Estado mínimo que defina y defienda los derechos de propiedad, garantice el cumplimiento de los contratos, y provea de los bienes públicos imprescindibles para que el mercado pueda realizar su cometido. 

En Teoría Económica hablamos de periodo clásico como aquel que va desde 1776 con la publicación de La Riqueza de las Naciones de A. Smith hasta 1890, año en el que los Principios de A. Marshall señalan otra forma de enfocar el problema económico. Pues bien ninguno de los autores de este periodo podrían hoy en día explicar en la Universidad ni siquiera los fundamentos más elementales de lo que se considera Teoría del Crecimiento. Sus clases, sin embargo, estarían llenas y serían tan interesantes hoy como pudieron serlo ayer si lo que explicase fuese Desarrollo Económico. El Cuadro I no está confeccionado para clasificar a los autores de ese periodo y probablemente dichos autores tendrían dificultades incluso para entender el significado de las preguntas que en ese Cuadro aparecen. Pero una vez aclarada la intención, la gran mayoría contestaría con un NO rotundo a la primera de las cuestiones aunque pienso que se apresuraron a matizar esa negativa. Estos autores clásicos estudian la economía para poder entender el profundo cambio social que están presenciando. Creen que lo económico es el elemento dinamizador de lo social, y que precisamente dentro de lo económico es el mercado quien ocupa el papel básico en esa dinámica. Pero que sea el mercado el núcleo de los elementos dinamizadores no significa que sea el mercado el único elemento de interés. Precisamente el mercado se estudia para poder explicar el desenvolvimiento económico de las naciones: un proceso continuo de génesis y absorción de productividad donde lo valorativo, lo legal y el propio mercado interactúan y evolucionan. 

La contestación que esos autores clásicos podrían haber dado a la segunda de las cuestiones habría sido diversa y desde luego muy matizada. Si entendieran la pregunta en el sentido de que, en el lenguaje de la época, no pudieran darse crisis de superproducción, la respuesta sería distinta: J.B. Say y D. Ricardo defenderán la existencia de un mecanismo automático que imposibilitaba tales crisis, T.R. Malthus y K. Marx estarían radicalmente en contra. Y de nuevo todos contestaron que SI a la tercera de las preguntas. La Economía Política que todos ellos estudian o enseñan es la base para el diseño de una política económica en su acepción más amplia; entienden el mundo para poder transformarlo. Ese espíritu clásico es el que sigue presente en la literatura del desarrollo económico donde, autores como G. Myrdal o A. Lewis representan en el Siglo XX visiones actualizadas pero con la misma perspectiva que la que mantuvieron los autores clásicos en el Siglo XIX y finales del XVIII. Pero no seguiremos en estas páginas ese atractivo camino. Tendremos que centrarnos en la parte más sustantiva de la política económica y en lo más profundo del debate científico e ideológico que ha caracterizado todo el siglo XX: los límites del mercado. 

El segundo dilema: Say o Keynes 

Siguiendo el camino de la ortodoxia, y habiendo contestado SI a la primera de las preguntas del Cuadro I, nos enfrentamos con la segunda: la que hace referencia a los mecanismos automáticos de generación de equilibrios estables. Ya antes habíamos hecho referencia a que, frente a esta pregunta los propios autores clásicos estaban divididos. Por un lado estaban aquellos que creían en la vigencia de la llamada Ley de Say - que puede formularse como "la oferta crea su propia demanda" - y que en consecuencia las crisis de superproducción carecían de sentido; por otro lado estaban sus detractores. En todo el periodo neoclásico - que iría desde la mencionada publicación de los Principios de A. Marshall en 1870 hasta la difusión de la Teoría General de J.M. Keynes en 1936 - la vigencia de la Ley de Say se vinculó con el funcionamiento correcto de los precios, de tal forma que bastaba con la existencia de mercados flexibles para que estuviera vigente la mencionada Ley. La visión keynesiana acaba con el dominio teórico de la Ley de Say. Con toda la flexibilidad que se quiera dar a los mercados, la existencia de un tiempo histórico, donde el pasado está dado y no se puede cambiar y el futuro es incierto y no se puede conocer, permite que pueda aparecer un desempleo involuntario masivo y persistente. 
La génesis de los modelos de crecimiento: R. Harrod y E. Domar ; R. Solow 

Tres años bastaron para que el problema del desempleo que Keynes había planteado a corto plazo fuese propuesto también a largo plazo por R. Harrod en 1939 y por E. Domar en 1947. Básicamente se planteaban dos cuestiones: la primera era que a largo plazo la inversión no sólo podía ser considerada, como se hacía a corto plazo, generadora de demanda efectiva y creadora de puestos de trabajo, sino que ahora, a largo plazo, al incrementar de forma apreciable el stock de capital, había que considerarla también como generadora de capacidad productiva. Por ello si la "tasa real"- a la que crece efectivamente la economía - resulta inferior a la "natural" - a la que debería crecer para usar todos los recursos laborales - y a la "garantizada" -la necesaria para utilizar toda la capacidad productiva instalada - aparecerá simultáneamente desempleo de trabajo y de capital. Pero adicionalmente, y esta es la segunda de las cuestiones, la señal que envía el mercado muestra el camino contrario al que se debe seguir. Si la tasa de crecimiento real se produce desempleo de trabajo y de capital, ¿Qué empresas a la vista de sus máquinas paradas van a elaborar planes de inversión en nueva maquinaria? Y sin embargo únicamente las máquinas dejarán de coger polvo si colectivamente se fabrican nuevas máquinas que generen la demanda efectiva suficiente como para que las viejas vuelvan a utilizarse. La respuesta neoclásica se retrasó. Veinte años después de la publicación de la Teoría General de Keynes, diecisiete años desde el cuestionamiento de Harrod y casi diez años después del replanteamiento del mismo problema por Domar llegó la respuesta neoclásica en un artículo de R. Solow de 1956 que constituyó la base de la ortodoxia vigente. Este trabajo no se presentó como lo que realmente era: una contestación neoclásica a las dudas keynesianas. Los trabajos iniciales de Solow y sus seguidores aparecieron para dar una explicación a lo que se denominó "el factor residual" o bien "el residuo de Solow". El problema originario, presentado como empírico, se centraba en las fuentes del crecimiento económico. Diversos autores encontraron que ese crecimiento no podría explicarse recurriendo exclusivamente a la acumulación de trabajo y de capital y que debía darse entrada a una nueva variable, que sería el progreso técnico. Para diseñar un marco analítico donde analizar este fenómeno Solow presentó un modelo en el que el pleno empleo del trabajo se daba por supuesto, y en el que recurriendo a la posible elección entre una variedad de técnicas, siempre era posible encontrar una solución en la que, en términos de los viejos planteamientos de Harrod, la tasa "real" se igualaba a la "natural" y a la "garantizada". El problema keynesiano había desaparecido. 
Los mecanismos de ajuste 

Acuerdos entre keynesianos y neoclásicos

La respuesta SI de la escuela neoclásica a la segunda pregunta supone la posibilidad de que las tres tasas - "real", "natural y "garantizada" - coincidan, y que además a esa coincidencia se llegue de forma automática. La corriente mayoritaria afirmará que dada la variedad de tecnologías existentes siempre se podrá encontrar una que evite el problema planteado. Pero el ajuste entre las tasas también se podrá dar recurriendo a cambios en la tasa de ahorro, esto es en el ritmo con el que se incorporan nuevas máquinas al sistema, o mediante modificaciones en la población que hagan variar el ritmo de incorporación de los individuos al "mercado de trabajo". Por último y dado que la creación de puestos de trabajo es un resultado del crecimiento de la producción y del ritmo de crecimiento de la productividad, si se mueve convenientemente este último se logrará hacer frente a cualquier tasa de crecimiento demográfico. Este tipo de ajuste- en el que la tasa de variación del progreso técnico es un resultado del crecimiento demográfico, de la tasa de ahorro y de la técnica utilizada - modelos de crecimiento endógeno - pugna en la actualidad con el recurso a la variedad de técnicas para ocupar el papel central dentro de las soluciones ortodoxas a los problemas del crecimiento económico. De todos los mecanismos de ajuste neoclásicos éste es precisamente el único que verdaderamente ofrece una explicación del crecimiento económico, ya que en última instancia la renta per capita de cualquier población depende del valor de la productividad y el crecimiento de esa renta per cápita sólo es posible de forma continua y prolongada si se incrementa, también de forma continua y prolongada, el valor de la productividad. En los otros procesos de ajuste, ya sea el de la variedad, ya sea el de la población, ya sea el del ahorro, la tasa de variación de la productividad se determinaba de forma exógena, es decir ajena al modelo. En los modelos de crecimiento endógeno, como la propia expresión indica, la tasa de variación de la productividad queda determinada, esto es "explicada", dentro del modelo. 

Acuerdos entre keynesianos y neoclásicos 

Dado que, como decíamos, la elevación permanente de la renta per capita sólo puede sustentarse en un también aumento permanente de la productividad, si lo que nos interesa es el crecimiento de esa productividad, dentro de las teorías económicas del crecimiento sólo existen dos que nos proporcionen una información relevante: El modelo al que nos hemos referido como Harrod- Domar nos informa de los límites a ese incremento de la productividad y de la dificultad de alcanzarlos y mantenerlos; los modelos neoclásicos de crecimiento endógeno nos indican cuáles son las variables que inciden en esa mejora creciente de la productividad. El planteamiento de Harrod y Domar y de los seguidores keynesianos nos indicaría que si realizamos las políticas económicas para mantener el pleno empleo del trabajo y el capital, cuanto mayor sea la tasa de ahorro, menor la relación capital producto, y menor también el crecimiento de la población potencialmente activa (y si queremos añadir: y cuanto menor sea la tasa de depreciación) mayor podrá ser el aumento de la productividad y, consecuentemente, del crecimiento tendencial de la renta per capita. 

Los modelos de crecimiento endógeno nos indican la misma relación aunque insistiendo en que al pleno empleo de trabajo y capital se accederá de forma automática siempre que se deje actuar a los mercados. Formulemos entonces los posibles acuerdos: por más afinadas que sean las políticas económicas necesarias (Harrod -Domar) y por más que funcionen a la perfección los mecanismos automáticos, la tasa de crecimiento de la productividad y de aquí la tasa tendencial de crecimiento de la renta per capita sólo podrá ser muy elevada en la medida en que la tasa de ahorro también lo sea, la relación entre el capital existente y el producto obtenido tome valores reducidos, y el ritmo de crecimiento de la población potencialmente activa sea moderado. Para la corriente neoclásica el resultado será automático, y para los keynesianos dependerá de la habilidad en el diseño y uso de la política económica, pero para unos y otros la posibilidad de un elevado crecimiento sostenido de la renta per capita descansa en altas tasas de ahorro, en valores reducidos de la relación capital producto y en magnitudes pequeñas de crecimiento de la población potencialmente activa. Y esto, creo, es un sustancial acuerdo. Estado y comercio exterior En el debate ideológico para el que fueron diseñados en el fondo los modelos, las espadas siguen en alto. 

La intervención de un Estado es absolutamente necesaria, dicen unos, para diseñar una política económica que permita un crecimiento económico sostenido. A ese tipo de crecimiento económico, dicen los otros, se llegará de forma automática precisamente en la medida en que el Estado no interfiera con el mercado. Sin embargo, ya sea porque funcionan los mecanismos automáticos o porque exista una intervención pública constante y hábil, el crecimiento sostenido dependerá de los valores que tome el ahorro, del tipo de tecnología existente y de los aspectos demográficos. ¿Qué podemos extraer desde el punto de vista realista del "desarrollo económico" de los acuerdos establecidos en el "crecimiento económico"? Creo que tanto los modelos originales de Harrod y Domar como en la respuesta neoclásica de Solow, en la medida en que se centraban en problemas esenciales de coordinación económica, se prescinde tanto del sector público como del exterior puesto que su introducción desviaba la atención del problema fundamental. Cuando consideramos la existencia de un sector público y un sector exterior el significado de la "tasa de ahorro" varía. 

Esa tasa de ahorro estará compuesta en este nuevo marco de la tasa de ahorro privado más la tasa de ahorro público (el superávit de ingresos menos gastos) más la tasa de ahorro exterior (el déficit de importaciones sobre exportaciones) Y ahora ese aumento de la tasa de ahorro, que eleva automáticamente la tasa de crecimiento de la productividad en los modelos neoclásicos de crecimiento endógeno, o que con habilidosas políticas económicas también lo permitirían en los modelos keynesianos, cobra su especial relevancia. En países pobres en los que la tasa de ahorro privado es necesariamente muy baja, políticas de ahorro público con altos impuestos en relación con el gasto del Estado, o situaciones de endeudamiento exterior con elevadas importaciones de maquinaria que permitan la mejora tecnológica imprescindible para el incremento estable de la renta per cápita, adquieren todo su sentido. Tales políticas actuarían de forma automática en la concepción neoclásica, pero bajo la perspectiva keynesiana, en cuanto producirían a corto plazo profundas depresiones en la demanda efectiva, tendrían que ser cuidadosamente estudiadas y diseñadas para conseguir su objetivo final. El relieve que adopta nuestro conocimiento una vez que introducimos el sector público o el exterior no parece gustar a los fundamentalistas neoclásicos y así tenemos que advertirlo. Para ellos, dado que a largo plazo tanto el ahorro público como el exterior se anulan dado el requerimiento de equilibrio presupuestario y de la balanza de pagos, únicamente el ahorro privado aparece como elemento potenciador de un crecimiento estable. 

Ahora bien, de la misma forma que un mayor ahorro público que se dedique a una amortización de la deuda o un déficit comercial que llene de productos de lujo importados las casas de los más ricos no tendrá la más mínima influencia en el crecimiento tendencial de la renta per cápita, un mayor déficit público dedicado al pago de sobresueldos a corruptos que colocarán esas sumas en el exterior declinará el bienestar por dos motivos: en primer lugar porque reduce la tasa general de ahorro, y en segundo lugar porque tampoco se traduce en un aumento de la demanda efectiva interior. Sin embargo hay un aumento del gasto público que, aunque tienda a disminuir en un primer impacto el crecimiento de la productividad en cuanto su influencia negativa sobre la tasa de ahorro global, tiende a mejorar ese crecimiento en la medida en que induce una la reducción de la magnitud de la relación capital producto. 

La relación capital producto nos indica precisamente la magnitud necesaria de capital privado para producir una unidad de producto. Y aquí el recurso al conjunto social de leyes, mercado y creencias cobra de nuevo toda su importancia. Comencemos por la última flecha de vuelta al conjunto social original en el Cuadro I. Los gastos en ese Estado mínimo que garantiza la definición y defensa de los derechos de propiedad es un gasto que, aunque con incidencia negativa sobre el ahorro global, puede compensarlo en cuanto minimiza los gastos de capital necesarios para asegurar una producción que no será robada ni expoliada. Y también la penúltima flecha aparece ahora con todo su significado. 

El gasto público dirigido a corregir los elementos más indeseables del funcionamiento automático del mercado reducirá sin duda tasa de ahorro global, pero quedará compensado por la reducción en el capital necesario para reclutar una población sana, educada y pacífica que elevará la eficiencia del trabajo. Como también en el mismo sentido puede interpretarse la flecha keynesiana. El gasto público vinculado al diseño de una política económica que garantice el pleno empleo del trabajo y capital reducirá sin duda la tasa global de ahorro, pero quedará compensado con la reducción del capital necesario para realizar una producción estable que siempre tendrá asegurada su demanda. 

Y por último, bajo la perspectiva del Desarrollo Económico, el gasto público dirigido a la construcción de una sociedad en la que el mercado sólo sea una parte limitada del aspecto económico, reducirá por una parte el ahorro global, pero esa reducción quedará compensada por la disminución en el capital necesario para garantizar una producción que utilizará adecuadamente las infraestructuras y otros recursos públicos, y que estará protegida no por la actuación de un terrible y costoso Estado militar y policial sino por los valores imperantes en el retículo social. Una sociedad en fin articulada en torno a Leyes, Precios y Creencias en la que el mercado será más eficiente porque habrá encontrado su dimensión óptima. 

Bibliografía: Higgins, B: Economic Development, Principles, Problems and Policies, W.W. Norton, New York, 1959. Thirlwall, A.P.:The Nature of Economic Growth, Edward Elgar, Cheltenham, 2002. C.V.-David Anisi es Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad de Salamanca y autor, en Alianza Editorial, de Modelos Económicos, (1984), Tiempo y técnica (1987), Trabajar con red (1988), Jerarquía, Mercado y Valores (1992) y Creadores de escasez (1995)
x

viernes, 2 de febrero de 2018

Apuntes Sociología Jurídica Kelsen & Ehlirch

Sociología Jurídica

La sociología del derecho es una disciplina que corresponde a los sociólogos que intentan generar un análisis del derecho desde los diferentes fenómenos sociales y tratar el ¿porqué existe el derecho? ¿para qué existe el derecho? ¿cual es un función social o como funciona en función de la sociedad?

La sociología jurídica es una competencia de los abogados e intenta descifrar  ¿qué es el derecho? para ir más allá de lo que es el derecho y definirlo más allá de un conjunto de normas

KELSEN

Para kelsen el caso debe ajustarse a las prescripciones legales específicas previstas en el ordenamiento jurídico, es decir, kelsen se remitirá a la aplicación de normas jurídicas que regulan la posesión y la propiedad.

Los términos a estudiar son; posesión, propiedad, promesa de compraventa, promesa de pago futuro [o palabra de pago]

para kelsen todo tipo de contrato que queda por escrito es válido

EHRLICH

respecto a esta postura se generan dos planteamientos

el primero consiste en que Ehrlich terminaría por recurrir a las "normas de decisión" generales y unitarias producto del proceso que el llama "de universalización" ya que por razones técnicas la administración de justicia no puede funcionar donde hay pluralidad de factores con reglas propias que reclaman conocimiento.

en este sentido el diría que norma universalizada es la que se deben cumplir en los contratos porque son ley para las partes

la segunda postura plantea que Ehrlich resolverá acudiendo a los hechos del derecho. Así el diría que el uso ya ha determinado la forma de organización de la comunidad donde se desarrolla el caso y ha asignado el papel de cada una de las personas que la conforman deben hacer por ejemplo.

Ehrlich diría que en todos los hechos hay derecho por lo tanto se puede decidir un caso con base en las normas de la comunidad que son el verdadero derecho; aunque se debe dejar claro que Ehrlich respeta y basa su juicio en las normas ya establecidas por la comunidad, por las leyes y convenciones.

2. para la mayoría de los jueces al ser representantes de la ley pueden resolver los casos de 2 maneras:

la primera de manera moral apegándose a las convenciones sociales, es decir de acuerdo a la postur de Ehrlich y la segunda de manera formal por lo cual estarían obligados a aplicar la posición de Kelsen; en el caso de colombia los juristas están sometidos a la ley mediante el artículo 230 de la constitución política

Eugen Ehrlich

  • reglas que efectivamente tuviesen la virtualidad de ser cumplidas
  • Movimiento del Derecho Libre; buscaba cambiar el modelo de jurista dominante, proponiendo un juez vinculado con las nacientes ciencias sociales y el entorno real.
  • la clave de la evolución del derecho, tanto en nuestro tiempo como en todas las épocas, no está en la legislación, ni en la jurisprudencia ni en las decisiones judiciales, sino en la sociedad misma.
  • la sociología jurídica permite la investigación de hechos jurídicos mediante el método de observación directa
  • La teoría de las fuentes del derecho es, en este sentido, estudiar las fuerzas motoras fácticas que generan el desarrollo efectivo de las instituciones jurídicas
  • Los hechos jurídicos que hay que investigar son: el uso, la dominación o poder, la posesión y la declaración de voluntad (hechos sociales generadores de reglas)
  • la sociología jurídica recurre al conocimiento científico de la realidad social
  • El proceso de creación del derecho tiene estos pasos:
    • 1: contemplación de la realidad jurídica tal como sucede en la vida real
    • 2: decisiones individuales basadas en tal conocimiento
    • 3: generalización de los resultados en la literatura jurídica
    • 4: construcción
    • 5: formulación bajo la forma de leyes en los códigos
  • es este desarrollo el concepto básico es el de ordenamiento social, pues es el que realmente articula la vida de los grupos
  • La cuestión de la contraposición entre norma jurídica y norma extrajurídica no es una cuestión de la ciencia de la sociedad sino de la psicología social.
  • lo que hace a la norma jurídica no es su materialidad sino el institucionalizar una reacción sociológica mediante la sanción.
  • el derecho codificado está constituido por normas de decisión, creadas por los juristas y van dirigidas a los órganos de decisión.
  • el derecho vivo está constituido por las normas que rigen efectivamente la sociedad independientemente de que estén codificadas llamadas reglas de actuar que expresan tanto la organización interna de los grupos como las normas que efectivamente expresan comportamiento real admitido como obligatorio.
  • El Estado es un grupo social de origen militar que, por encima de la obediencia espontánea a las normas, impone sanciones de índole coactiva.

INTERPRETACIÓN KELSEN

reglas del deber ser (hecho o fenómeno) versus una regla del ser (sein y sollen), es decir lo que la norma prescribe puede ser lo que en realidad sucede y lo que en realidad sucede puede ser lo que la norma prescribe pero no siempre sucede así.

sobre el dualismo de perspectivas y de objeto es sobre lo que kelsen basa la distinción entre sociología del derecho y ciencia jurídica, teniendo en cuenta que las divergencias de método condicionan la índole del objeto, se hace preciso establecer una dualidad disciplinar entre la ciencia que estudia el ser del derecho y la que se dedica al deber ser del mismo.

  • lo único en común desde ambas perspectivas es que no se puede delimitar el concepto del derecho sino desde la perspectiva de una ciencia normativa
  • el análisis explicativo causal del derecho es el objeto de la sociología del derecho, pero dicho análisis supone la delimitación de dicho objeto, por eso para kelsen la única verdader ciencia del derecho es la que se sitúa al nivel del sollen.
  • el derecho es la forma en que la vida social se manifiesta, el hacer de la ciencia jurídica una ciencia de realidades y contenidos sin separar los ámbitos del sein y del sollen conduce a la identificación de esta ciencia con la sociología, a la entidad de derecho y sociedad.
el derecho se manifiesta como un sistema de normas

EL DERECHO VIVO DE EUGEN EHRLICH

el derecho vivo se halla en oposición con el derecho válido solo ante los juristas. el derecho vivo no es derecho expresado en proposiciones sino que es el que rige la vida cotidiana de la sociedad en sus distintas interrelaciones. a diferencia del enfoque tradicional del derecho que concibe a éste como un conjunto de proposiciones según las cuales las autoridades toman decisiones el derecho es ante todo un orden constituido por las reglas del actuar en virtud de las cuales los hombres se rigen.

la postura tradicionalista concibe al derecho como un conjunto de normas coactivas, desconociendo que el derecho tiene su origen en la sociedad y que en la mayoría de los casos son normas que se cumplen no por su carácter coactivo sino por voluntad genuina de la misma sociedad. la ciencia del derecho es una ciencia teórica de realidades con fines cognoscitivos, no fácticos. esto aleja al derecho de la concepción formalista que le da origen al derecho al ejercicio hipotético de los juristas y el cual implica asumir un supuesto metodológico diferente para construir una epistemología de la ciencia del derecho.

los hechos del derecho pueden ser reducidos a:

  • uso: organiza el grupo, asignando a cada uno su lugar y por otra parte crea el ordenamiento de todos los grupos originarios, estos grupos operan bajo la fuerza normativa de los hechos y constituye el canal por el que transcurre básicamente el derecho íntegro de los grupos humanos
    • grupo parental
    • grupo de la familia
    • grupo de la comunidad doméstica
  • dominio: es el hecho del derecho que define las relaciones de subordinación y supraordenación en el grupo, el dominio constituye un hecho del cual derivan las normas jurídicas, señalando que la posición de las personas en el grupo está determinada por su condición económica.
  • posesión: es el hecho de la utilización económica de la cosa, y en cuanto al orden de los hechos es anterior a la propiedad, por lo tanto posesión y propiedad son intercambiables., ya que en la realidad el derecho de posesión es la que refleja el verdadero derecho de ordenamiento económico
  • declaración de voluntad (contractual y testamentaria); es un hecho del derecho.
  • en todos los hechos del derecho se manifiesta la idea de que es la realidad social y económica el origen del derecho, es decir el derecho nace de la sociedad misma.

esta tesis se contrapone a la que considera el derecho como una voluntad de la autoridad únicamente, puesto que esta autoridad también hace parte de la sociedad y su actuar se deriva de la sociedad misma, son ellos quienes están condicionados por las reglas del actuar de la sociedad y no la sociedad quienes se rigen por sus leyes o dictámenes.

sobre el concepto práctico del derecho:

la distinción entre ciencia teórica del derecho y la ciencia práctica. desde el punto de vista del juez el derecho es una regla acorde con la cual debe decidir la disputa legal que es traída ante él. la ciencia jurídica sigue el camino del derecho tradicional sin prestar atención al conocimiento científico.

una sociedad es una pluralidad de seres que reconocen reglas de conducta entre ellos producto de sus relaciones, estas reglas pueden ser de moral, de derecho, , de religión, de ética, de honor, de decoro, de tacto, de etiqueta, de moda, etc.

  • el derecho no consiste en proposiciones jurídicas meramente formales
  • todas las proposiciones legales son adecuadas para las normas de decisión
  • las normas no legales influencian la decisión que se hace en la aplicación de la ley sobre las normas legales
  • costumbre común = derecho común
  • cada sociedad es única e irrepetible,  estas diferencias son más notables en cuanto son más grandes estos grupos sociales
  • toda norma de decisión está basada sobre los hechos del derecho que crean el orden sobre los usos que asignan a cada persona su posición y su función en la sociedad, sobre las relaciones de dominación y posesión, sobre los contratos, sobre los artículos de la asociación, disposiciones testamentarias.
  • dictar una decisión significa delimitar lasa esferas de lo que está en disputa, indicada por el orden interno de las asociaciones

martes, 5 de diciembre de 2017

La Dominación Legal en la Ideología de Max Weber

  1. Que todo derecho pactado u otorgado puede ser estatuido de modo racional ya sea con arreglo a fines [propósitos] y/o con arreglo a valores con la pretensión de ser respetados al menos por los integrantes de un grupo y también por aquellas personas que dentro del ámbito del poder de la asociación realicen acciones o entren en relaciones sociales declaradas importantes por la sociedad.
  2. Que todo derecho según su esencia, contexto y significado dentro de un universo de reglas abstractas estatuidas intencionalmente que la judicatura implica la aplicación de estas reglas y que la administración supone el cuidado racional de los intereses previstos por las ordenaciones de la sociedad dentro de los límites de las normas jurídicas y según los principios señalados [que tiene aprobación] o que carecen de desaprobación de las ordenanzas de la sociedad.
  3. Que el soberano en tanto que ordena y manda también obedece por su parte al orden impersonal por el que se orienta sus disposiciones [vle para el soberano que no es funcionario], el que obedece solo obedece porque existe la ley.
  4. El tipo de administración legal y racional es susceptible de aplicación universal y es lo importante en la cotidianidad; pues para la vida cotidiana, dominación es sinónimo de administración
  5. El más puro tipo de dominación legal [administración] es aquel que se ejerce por medio de un cuadro administrativo o burocracia y la suma de sus funcionarios individuales. la administración burocrática significa dominación mediante el conocimiento, que representa su carácter racional, fundamental y específico.

La dominación burocrática se nutre de:

1. contratación de los más calificados profesionalmente [nivelación de intereses]
2. formación profesional con más experiencia
3. dominación de impersonalidad formalista, aceptación del deber estricto igual para todos

Weber se ocupa del nacimiento del derecho civil y el derecho penal en sociedades primitivas.

La diferencia entre los dos es que el derecho penal se trata de garantizar un interés público [ya sea amoral o utilitario] haciendo que los órganos del estado imponen castigo [de acuerdo al procedimiento preestablecido] mientras que el derecho civil la salvaguardia de las mismas es confiada a la víctima y la transgresión no tiene necesariamente una consecuencia de pena sino un restablecimiento de la situación jurídicamente aceptada, aunque sí existen castigos o multas pecuniarias.