Por todo lo expuesto anteriormente,
queda claro que para sobrevivir en el ciberespacio es necesario que la empresa
tenga conciencia y capacidad de aprendizaje. Es importante resaltar que no toda
estrategia tendrá sentido para todas las empresas, con lo que siempre hay que
estar pendiente de qué características y peculiaridades tiene ésta.
Nos podemos preguntar cuándo se
piensa en introducir tecnología o en innovar con ella. Lo ue ocurre actualmente
es que las cosas suceden y cambian a tanta velocidad que hay veces que no se
estudia realmente la tecnología hasta que, prácticamente, no se está trabajando
con ella. Esto puede traer algunas dificultades cuando existe duda de las
consecuencias del uso o la innovación de la tecnología, y, por tanto, en estos
casos conviene fuertemente que se hagan análisis y estudios. (No olvidemos
nunca que la tecnología es muy COMPLEJA y que no podemos considerarla como algo
simple y fácil de entender y manejar.)
Al considerar la innovación como una
cartera de posibilidades surge la pregunta de cómo construir esa cartera, ese
abanico de oportunidades, usando una tecnología apropiada para obtener los
desarrollos devastadores que buscan Downes y Mui. Es aquí, cuando debemos
recalcar la importancia de la CONTINUIDAD en la búsqueda de la innovación
tecnológica y en el aprendizaje de la misma. Sólo se alcanzarán desarrollos
devastadores a través del cambio continuo y de la renovación permanente.
Necesitamos tener siempre a punto unos mecanismos de observación tecnológica y
estos “radares” tecnológicos deben apuntar siempre hacia el lugar apropiado.
Entonces, una vez tengamos la tecnología visualizada, lo lógico y útil es
ponerla al conocimiento de todos para que a raíz de ella surjan ideas. Así,
como dice
Fernando Sáez Vacas, no siempre la
tecnología debe adaptarse a la estrategia (esta idea la recalcó Porter en
respuesta a la teoría de Downes y Mui). La tecnología abre un espacio de
posibilidades, un abanico de oportunidades y entonces, a raíz de él pueden
surgir nuevas ideas. La estrategia, en este caso, procede del conocimiento de
las posibilidades que ofrece la tecnología.
Para que todo esto sea posible es
imprescindible el apoyo, la concienciación y el compromiso de los dirigentes
con la estrategia digital. Asimismo, es impensable que todo esto pueda tener
algún sentido si no hay comunicaciones eficaces entre todos los departamentos
de una empresa o entre la empresa y sus socios exteriores.
Según Downes y Mui el nuevo modelo
de operación consiste en asumir la reducción de costes y no en la obtención de
beneficios adicionales. Éstos recomiendan el desarrollo de prototipos a la hora
de conseguir desarrollos devastadores. Los prototipos implican ya no sólo
probar nuevas tecnologías, sino probar nuevas maneras de proceder en las cosas
más rutinarias.
Hablamos de la distribución, la
gestión de activos, las relaciones con los proveedores… Para finalizar,
recalcamos que es de vital importancia conocer el entorno en el que, nos guste
o no, nos estamos desenvolviendo para así no quedar atrapados en él. Los
nativos del ciberespacio lo tienen mucho más sencillo (Downes y Mui consideran
en este concepto a los menores de 30 años pero Fernando Sáez Vacas y nosotras
mismas consideramos que realmente nativos son los niños actuales). En este
punto no podemos olvidar de que en el ciberespacio no hay una ley que lo rija
todo sino que se establece un código de conducta comercial que se basa en la
práctica y en las costumbres y en el que se ven reflejadas las leyes de todo el
mundo. Dawnes y Mui están convencidos de que la manera idónea de saltar la
barrera entre lo físico y el ciberespacio es el uso de la estrategia digital.
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