lunes, 28 de marzo de 2016

La importancia de los idiomas en el comercio internacional

Desde el momento en el que las sociedades emprenden un proceso de internacionalización se evidencia la necesidad de establecer un código común. Durante el Imperio Romano lo fue el latín. Más tarde llegó el francés y, a partir del siglo XX, el inglés se consolida como la lengua de los negocios, la diplomacia, la tecnología y los organismos multilaterales.
El tiempo muestra que las lenguas que se usan en los encuentros internacionales no son siempre las mismas, sino que varían al ritmo de los acontecimientos históricos y vienen impuestas por las potencias hegemónicas de cada momento.
El triunfo del inglés, impulsado por las potencias anglosajonas, parece garantizado. “La posición del inglés en la actualidad es el resultado de unir la expansión colonial británica y la reciente actividad de EEUU” reseña un informe del British Council, The Future of English?. El texto pone de manifiesto que esta situación no cambiará ni a medio ni a largo plazo.
En el mundo de la empresa comparten esta percepción. Marie Pierre Gesta, directora de la firma de servicios de traducción e interpretación Synonyme asegura que “las traducciones al inglés suponen la mitad de la facturación de las traducciones de la compañía. El resto se reparte entre los otros idiomas”.
A la luz de estas afirmaciones, lo más lógico es pensar que en los países de lengua inglesa lo tienen todo ganado. Pero no es así. En primer lugar, porque la hegemonía del inglés no está impidiendo que otras lenguas reafirmen su importancia en sus respectivas áreas de influencia.
Por otro lado, los ingleses y los estadounidenses no las tienen todas consigo porque los angloparlantes nativos han ganado la batalla internacional, pero han perdido la propiedad sobre su propia lengua.
Lo más probable es que, a pesar de que el inglés prevalezca en el mundo, los británicos no obtengan una recompensa especial. Los nativos pueden sentir que el idioma les pertenece, pero serán los que hablan inglés como segunda lengua o lengua extranjera quienes determinarán su futuro”, plantea el estudio del British Council.
Y para ilustrarlo todavía con más claridad: el lingüista L. E. Smith realizó en 1992 un experimento con hablantes de inglés de 9 países y advirtió un fenómeno curioso: los angloparlantes nativos no fueron los más fáciles de entender y, lo más interesante, tampoco resultaron ser los más capaces de comprender las diferentes variedades de su propia lengua.
La excepción cultural
Se puede decir que con el inglés se pueden hacer negocios en todo el mundo, pero no con todo el mundo.” asegura Luis Pedro Díez, presidente ejecutivo de la compañía de comunicación Linguaserve Internacionalización de Servicios.
Dicho de otro modo: comunicar con éxito no depende sólo de usar las palabras correctas. Como advierten en Soluziona, muchos de los problemas surgen en los pequeños detalles de las negociaciones.
En el servicio posventa afloran todos los problemas idiomáticos, incluso cuando ambas partes tienen un conocimiento razonable de la lengua.
Recuerdo el caso de una compleja traducción de pilonas retráctiles que pudo entenderse tanto como lo que son en realidad, material auxiliar de tráfico, como algo completamente distinto, un raro artículo de sex shop”, confiesa Julio García Fernández, consejero jefe de la Oficina Económica y Comercial (Ofecomes) de España en Düsseldorf.
Dominar un idioma no es sinónimo de comunicación óptima. Saber entender lo que otro necesita y saber explicar lo que puedes ofrecer es un concepto mucho más amplio donde intervienen factores vitales como conocer su cultura, sus costumbres y su percepción de las cosas. El idioma contribuye, pero si éste fuera el principal obstáculo estaría resuelto con los 60 euros por hora que cobra un intérprete”, explica Julio Rico, consejero delegado de WBTC Group.




Europa y el inglés
Un dato significativo: el 97% de la población mundial se comunica usando tan solo el 4% de los idiomas existentes. No obstante, la preponderancia de un idioma sobre el resto ha generado reacciones políticas para proteger las lenguas maternas.
La Unión Europea es un ejemplo claro de esta tendencia. Mientras la OTAN habla inglés y francés, y la ONU se expresa en inglés, francés, español, chino, árabe y ruso, la UE se comunica en 20 idiomas distintos.
Este multilingüismo no es gratuito, y según algunos autores, tampoco es funcional. Es un debate abierto en el seno de la Unión, donde el francés y el inglés son ya en la práctica los idiomas más usados.
El último Eurobarómetro publicado Los europeos y sus lenguas no hace más que confirmar la supremacía del inglés en el continente.
Desde 2001, los datos reflejan que se ha incrementado el número de europeos que conocen una lengua extranjera hasta el 56%. Asimismo, el inglés es, junto con el español, el idioma que más ha crecido en porcentaje de número de hablantes.
Si observamos las lenguas extranjeras preferidas en los países a los que más exportamos, encontramos lo siguiente:
País Cuota de exportación española (2005) Lengua extranjera más atractiva 2ª lengua extranjera más atractiva
Francia 19,2% inglés español
Alemania 11,4% inglés francés
Portugal 9,5% inglés francés
Reino Unido 8,4% francés español
Italia 8,3% inglés francés
Fuente: Bases de datos de ICEX, Eurobarómetro, febrero 2006, Comisón Europea
En proceso de cambio
España es deficitaria en el conocimiento de lenguas extranjeras. Sólo el 36% de los españoles conoce otras lenguas de la UE, mientras que la media de los ciudadanos de la actual UE es del 50%, según datos del Eurobarómetro. Pero las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.
En diferentes partes del mundo coinciden en que el empresariado español es cada vez más competente en el uso de lenguas foráneas:
Lucrecia Rivera, agregada comercial de la Ofecomes en Túnez, está convencida de que “el conocimiento de la lengua de los negocios ha evolucionado de forma muy positiva. El porcentaje de empresarios españoles que hablan francés ha aumentado significativamente”.
En la India, en donde el principal idioma de negocios es el inglés, también se hacen eco de los progresos lingüísticos de la empresa española.
“La incorporación a los departamentos de exportación de jóvenes con dominio de idiomas hace que el nivel del inglés haya mejorado enormemente en los últimos años” comenta Ruth Abad González, agregada comercial de la Ofecomes de Nueva Delhi.
Fernando Muñoz Naranjo, analista de mercado de la Ofecomes en Hong Kong considera que “el nivel de inglés del empresario español ha mejorado notablemente en los últimos años, favorecido, en gran medida, por el cambio generacional que está sufriendo la empresa española. Sin embargo, sigue siendo bajo respecto al de nuestros países competidores en este mercado”.

Tomado de: El Exportador

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