Desde
el momento en el que las sociedades emprenden un proceso de
internacionalización se evidencia la necesidad de establecer un
código común. Durante el Imperio Romano lo fue el latín. Más
tarde llegó el francés y, a partir del siglo XX, el inglés se
consolida como la lengua de los negocios, la diplomacia, la
tecnología y los organismos multilaterales.
El
tiempo muestra que las lenguas que se usan en los encuentros
internacionales no son siempre las mismas, sino que varían al ritmo
de los acontecimientos históricos y vienen impuestas por las
potencias hegemónicas de cada momento.
El
triunfo del inglés, impulsado por las potencias anglosajonas, parece
garantizado. “La posición del inglés en la actualidad es el
resultado de unir la expansión colonial británica y la reciente
actividad de EEUU” reseña un informe del British Council, The
Future of English?. El texto pone de manifiesto que esta situación
no cambiará ni a medio ni a largo plazo.
En
el mundo de la empresa comparten esta percepción. Marie Pierre
Gesta, directora de la firma de servicios de traducción e
interpretación Synonyme asegura que “las traducciones al inglés
suponen la mitad de la facturación de las traducciones de la
compañía. El resto se reparte entre los otros idiomas”.
A
la luz de estas afirmaciones, lo más lógico es pensar que en los
países de lengua inglesa lo tienen todo ganado. Pero no es así. En
primer lugar, porque la hegemonía del inglés no está impidiendo
que otras lenguas reafirmen su importancia en sus respectivas áreas
de influencia.
Por
otro lado, los ingleses y los estadounidenses no las tienen todas
consigo porque los angloparlantes nativos han ganado la batalla
internacional, pero han perdido la propiedad sobre su propia lengua.
“Lo
más probable es que, a pesar de que el inglés prevalezca en el
mundo, los británicos no obtengan una recompensa especial. Los
nativos pueden sentir que el idioma les pertenece, pero serán los
que hablan inglés como segunda lengua o lengua extranjera quienes
determinarán su futuro”, plantea el estudio del British Council.
Y
para ilustrarlo todavía con más claridad: el lingüista L. E. Smith
realizó en 1992 un experimento con hablantes de inglés de 9 países
y advirtió un fenómeno curioso: los angloparlantes nativos no
fueron los más fáciles de entender y, lo más interesante, tampoco
resultaron ser los más capaces de comprender las diferentes
variedades de su propia lengua.
La
excepción cultural
“Se
puede decir que con el inglés se pueden hacer negocios en todo el
mundo, pero no con todo el mundo.” asegura Luis Pedro Díez,
presidente ejecutivo de la compañía de comunicación Linguaserve
Internacionalización de Servicios.
Dicho
de otro modo: comunicar con éxito no depende sólo de usar las
palabras correctas. Como advierten en Soluziona, muchos de los
problemas surgen en los pequeños detalles de las negociaciones.
“En
el servicio posventa afloran todos los problemas idiomáticos,
incluso cuando ambas partes tienen un conocimiento razonable de la
lengua.
Recuerdo
el caso de una compleja traducción de pilonas retráctiles que pudo
entenderse tanto como lo que son en realidad, material auxiliar de
tráfico, como algo completamente distinto, un raro artículo de sex
shop”, confiesa Julio García Fernández, consejero jefe de la
Oficina Económica y Comercial (Ofecomes) de España en Düsseldorf.
“Dominar
un idioma no es sinónimo de comunicación óptima. Saber entender lo
que otro necesita y saber explicar lo que puedes ofrecer es un
concepto mucho más amplio donde intervienen factores vitales como
conocer su cultura, sus costumbres y su percepción de las cosas. El
idioma contribuye, pero si éste fuera el principal obstáculo
estaría resuelto con los 60 euros por hora que cobra un intérprete”,
explica Julio Rico, consejero delegado de WBTC Group.
Europa
y el inglés
Un
dato significativo: el 97% de la población mundial se comunica
usando tan solo el 4% de los idiomas existentes. No obstante, la
preponderancia de un idioma sobre el resto ha generado reacciones
políticas para proteger las lenguas maternas.
La
Unión Europea es un ejemplo claro de esta tendencia. Mientras la
OTAN habla inglés y francés, y la ONU se expresa en inglés,
francés, español, chino, árabe y ruso, la UE se comunica en 20
idiomas distintos.
Este
multilingüismo no es gratuito, y según algunos autores, tampoco es
funcional. Es un debate abierto en el seno de la Unión, donde el
francés y el inglés son ya en la práctica los idiomas más usados.
El
último Eurobarómetro publicado Los europeos y sus lenguas no hace
más que confirmar la supremacía del inglés en el continente.
Desde
2001, los datos reflejan que se ha incrementado el número de
europeos que conocen una lengua extranjera hasta el 56%. Asimismo, el
inglés es, junto con el español, el idioma que más ha crecido en
porcentaje de número de hablantes.
Si
observamos las lenguas extranjeras preferidas en los países a los
que más exportamos, encontramos lo siguiente:
País
Cuota de exportación española (2005) Lengua extranjera más
atractiva 2ª lengua extranjera más atractiva
Francia
19,2% inglés español
Alemania
11,4% inglés francés
Portugal
9,5% inglés francés
Reino
Unido 8,4% francés español
Italia
8,3% inglés francés
Fuente:
Bases de datos de ICEX, Eurobarómetro, febrero 2006, Comisón
Europea
En
proceso de cambio
España
es deficitaria en el conocimiento de lenguas extranjeras. Sólo el
36% de los españoles conoce otras lenguas de la UE, mientras que la
media de los ciudadanos de la actual UE es del 50%, según datos del
Eurobarómetro. Pero las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.
En
diferentes partes del mundo coinciden en que el empresariado español
es cada vez más competente en el uso de lenguas foráneas:
Lucrecia
Rivera, agregada comercial de la Ofecomes en Túnez, está convencida
de que “el conocimiento de la lengua de los negocios ha
evolucionado de forma muy positiva. El porcentaje de empresarios
españoles que hablan francés ha aumentado significativamente”.
En
la India, en donde el principal idioma de negocios es el inglés,
también se hacen eco de los progresos lingüísticos de la empresa
española.
“La incorporación a los departamentos de exportación de jóvenes con dominio de idiomas hace que el nivel del inglés haya mejorado enormemente en los últimos años” comenta Ruth Abad González, agregada comercial de la Ofecomes de Nueva Delhi.
“La incorporación a los departamentos de exportación de jóvenes con dominio de idiomas hace que el nivel del inglés haya mejorado enormemente en los últimos años” comenta Ruth Abad González, agregada comercial de la Ofecomes de Nueva Delhi.
Fernando
Muñoz Naranjo, analista de mercado de la Ofecomes en Hong Kong
considera que “el nivel de inglés del empresario español ha
mejorado notablemente en los últimos años, favorecido, en gran
medida, por el cambio generacional que está sufriendo la empresa
española. Sin embargo, sigue siendo bajo respecto al de nuestros
países competidores en este mercado”.
Tomado de: El Exportador