Capítulo 1: LAS TEORÍAS DEL COMPORTAMIENTO DEL MERCADO 1.3. La teoría de Dow 1.3.1. Charles Henry Dow y el Wall Street Journal Dow era en la década de mil ochocientos ochenta un destacado periodista y reportero de asuntos financieros y de actualidad, además de miembro de la Bolsa de Nueva York. Fue uno de los fundadores de la Dow Jones Company, cuyo objetivo era proveer de información financiera y económica tanto al gestor profesional de inversiones como al inversor particular. Como medio principal para llevarla a cabo, los fundadores decidieron publicar un diario de actualidad sobre los mercados denominado Wall Street Journal9, por ser ésta la calle donde se situaba el emergente centro financiero de Nueva York. Dow es considerado como el fundador de un método de análisis de las tendencias de mercado, ya que durante sus trece años como editor de la mencionada publicación, del año mil ochocientos ochenta y nueve al año mil novecientos dos, fue publicando sus observaciones acerca del comportamiento del mercado, Dow comenzó en mil ochocientos ochenta y cuatro a seguir atentamente la evolución de once valores, a los que consideró como los más representativos de su época. Nueve de ellos eran compañías ferroviarias, cuyo peso específico en la bolsa de Nueva York era abrumador. Trece años después, en mil ochocientos noventa y siete, y ante la importancia que estaban cobrando otros valores, decidió también hacer un minucioso seguimiento de doce valores industriales, además de ampliar el número de valores de las compañías ferroviarias de once a veinte. No fue hasta mil novecientos veintiocho cuando la lista de valores industriales se amplié de doce a treinta, número que se ha mantenido hasta la fecha, y que constituye el indicador de valores industriales más importante de los Estados Unidos, el denominado índice Industrial Dow Jones. Por otra parte, los valores de las compañías ferroviarias fueron ampliados a otros sectores del transporte, para incluir el transporte por carretera y las líneas de transporte aéreo, y constituye otro de los índices Dow Jones, el índice Dow Jones de Transporte. Los seguidores de la teoría de Dow basan sus estudios y predicciones en estos dos índices, el de valores industriales y el de transporte, sin tener en cuenta otros índices que han ido surgiendo como el Standard & Poor’s 500. Aunque no parece claro que Dow tuviera la intención de crear un sistema para analizar el mercado, sus observaciones han llegado a la categoría de teoría y hoy es materia de estudio por parte de los estudiosos de los mercados financieros. De hecho hoy nadie discute que el concepto básico en el que se basa esta teoría, la tendencia principal del mercado, es el concepto más importante que hasta ahora haya surgido en relación con la inversión en los mercados financieros. Hasta entonces, el mercado parecía completamente caótico, con continuas subidas y bajadas que no aparentaban seguir patrón alguno, sin relación alguna con el entorno económico, y sin relación con el mundo real. Fue Dow quien tuvo la brillante idea de ver que bajo todos esos movimientos, aparentemente inconexos, se escondían tendencias, unas principales, otras secundarias, y correcciones del mercado. Sus afirmaciones darían comienzo al estudio sistemático, incluso científico y del comportamiento de los mercados para decidir inversiones.
1.3.2. Nelson, Hamilton y Rhea, los precursores de la Teoría de Dow. El hecho de que las observaciones de Charles Dow hayan alcanzado la categoría de teoría no se debe en absoluto a él mismo, que era una persona muy cauta. Durante diecisiete años gestioné su cartera de valores antes de atreverse a dejar por escrito una sola palabra de sus opiniones al respecto. Se debe a sus compañeros SA. Nelson y William Peter Hamilton que se preocuparon por reunir algunos de los editoriales de Dow. Nelson escribió un libro, que hoy es considerado un clásico de la materia, titulado El ABC de la especulación en Bolsa, en el que se reunían por primera vez algunos de los editoriales más destacados de Dow. En este libro intentó combinar las opiniones dispersas - y en algunas ocasiones contradictorias de Dow, tanto las que habían aparecido en los editoriales del Wall Street Journal como las que le había expresado directamente Dow durante sus largas conversaciones, en una teoría que fuera precisa y razonable. Hamilton fue quien sucedió a Down en el puesto de editor del Wall Street Journal y lo ocupó desde mil novecientos dos hasta que murió en mil novecientos veintinueve. Durante todos esos años promociona la teoría de Dow desde los editoriales de su diario hasta convertirla en la base del análisis técnico, ofreciendo una metodología simple y práctica para la predicción de las tendencias de los mercados financieros, accesible a todo el mundo, sin tener ningún tipo de habilidad financiera especial ni de contar con una larga carrera en la gestión de inversiones, que era el caso de los lectores de su diario: pequeños ahorradores y emigrantes completamente ajenos a todo conocimiento de las finanzas y de la bolsa. En sus editoriales predijo con notable acierto los cambios que se producirían en los mercados financieros, llegando a alertar de la crisis del veintinueve, aunque no todo fueron aciertos, y tuvo también errores como el de mil novecientos veintiséis que hicieron que sus lectores realizarán inversiones fallidas. También escribió un libro sobre la Teoría de Dow, titulado The Stock Market Barometer. su mayor valor reside en la crónica histórica que hace de una época plagada de políticos demagogos que siempre aullaban contra los inversores, calificándolos de “ especuladores enviados por el diablo” y que eran culpados de todos los males del país. Hamilton culpaba a esos políticos de propagar la imagen del gestor de inversiones como la de un hombre gordo y repugnante, impecablemente vestido, avaricioso y ladrón dispuesto a quitarle el dinero al pequeño ahorrador, mientras que, según él, la verdadera cara del gestor de inversiones era la una persona preocupada por obtener información precisa y actualizada con la que mover sus inversiones, y más interesado en ganarse la confianza del pequeño inversor que en estafar. Pero no sólo hizo eso, también enunció la Teoria de Dow de forma precisa, tal y como él las había expresado en sus editoriales, pero la adorna con su convincente estilo haciendo que pareciera un método infalible, cuando en realidad se trataba de un método científico para la predicción con un buen grado de acierto del comportamiento de los mercados financieros a medio y largo plazo. Uno de los perjudicados por los consejos del Wall Street Jouma] en mil novecientos veintiséis fue Robert Rhea, entusiasta seguidor de los consejos vertidos por Hamilton en sus editoriales quien escribió un libro titulado The Dow Theorv y tuvo el mérito de reconocer que la Teoría de Dow no era infalible. Este autor organizó de forma clara y coherente las bases de la teoría de Dow, incluyendo un soberbio estudio sobre las hipotéticas inversiones que podrían haberse realizado de haber seguido los consejos de Dow desde el año mil ochocientos noventa y seis hasta el año mil novecientos treinta y seis. Gracias a los tres autores mencionados, tantas generaciones se han beneficiado de las observaciones de Charles Dow y así nació un nuevo arte, el análisis técnico.
1.3.3. La teoría de Dow. Dow sostuvo que los indicadores de la Bolsa reflejaban las decisiones combinadas de los miles de inversores que acababan de actuar en los mercados financieros, pero que además, indirectamente representaban toda la información disponible de cualquier índole, desde la económica hasta la política o social, incluso las condiciones atmosféricas. Sostuvo que el mercado reflejaba las decisiones de los inversores, algo que hoy es aceptado, pero que entonces supuso algo verdaderamente revolucionario, frente a tanto “adivino” que atribuía los movimientos del mercado a causas tan peregrinas como falsas. Fruto de sus observaciones se atrevió, en un editorial aparecido en el año mil novecientos, a diseccionar el movimiento del mercado en tres partes diferentes. Primera, llamada tendencia principal, que puede ser al alza o a la baja, y que se sostiene durante un plazo que dura de uno a cuatro años; representa el verdadero sentir de los participantes en el mercado y no puede ser manipulada por nada y por nadie, Para poder apreciar cambios de tendencia Dow fijo en un porcentaje del veinte la variación a apreciar con respecto de la tendencia anterior. Segunda, denominada tendencia secundaria, incluida dentro de la primera, que es ascendente o descendente, independiente de la tendencia principal, y con un plazo de tres semanas a seis meses. Debe de variar entre un tercio y dos tercios con relación al signo del movimiento de la tendencia secundaria que se hubiera producido con anterioridad. Tercera, incluida dentro de la segunda, denominada correcciones de mercado, que ocurre durante el transcurso de una sesión de Bolsa. Las correcciones son las que más contribuyen a enmascarar la verdadera tendencia del mercado. Una vez aceptado que los indicadores de mercado reflejan toda la información y que cualquier movimiento del mercado puede diseccionar en tendencias, la utilidad de la teoría de Dow consiste en la predicción de la evolución fritura del mercado en un periodo de tiempo, cuatro años para la tendencia principal, en el caso de la secundaria meses, etc. Como peculiaridad, Dow señala el caso de la inexistencia de una clara tendencia a la baja o al alza. Se trataría de un mercado sostenido, de una línea horizontal al tiempo si se representa gráficamente en dos ejes. Aunque nunca definió bien esta peculiaridad, si indicó que cuanto más larga es esa línea, a mayor duración en el tiempo, sin que sobrepase una banda del cinco por ciento, más brusca será la ruptura que finalmente se produzca. Para que la línea deje de considerarse horizontal debe de subir o bajar un ocho o un diez por ciento. El instrumento del que Dow se valió para predecir las tendencias son las alzas sucesivas y las bajas sucesivas. Partiendo de un punto cualquiera que llamaremos A, un índice del mercado sube hasta otro punto cualquiera, que llamaremos B. Cómo ha subido, B se encuentra por encima de A. Posteriormente el índice, partiendo de B, baja hasta C. Situado por debajo de 13, pero todavía por encima de A. El siguiente movimiento es una subida desde C hasta D. Si D se encuentra por encima de 13, el resultado final es que desde A hasta D se ha producido una subida. Existen dos alzas sucesivas, de A a 13, y desde C a D, habiéndose producido una bajada que en ningún momento se situó por debajo de A. Esta situación describe una tendencia al alza según la teoría de Dow. Cuantas más alzas sucesivas puedan comprobarse más fiable será la tendencia. Exactamente el mismo razonamiento puede aplicarse a una tendencia a la baja si se invierten los términos. Desde un punto A, el índice del mercado baja hasta 13. Después sube hasta C, punto situado por debajo de A. Más tarde el índice vuelve a bajar hasta ¡3, punto situado por debajo de 8. Existen dos bajas sucesivas, de A a B , y desde C hasta ¡3, existiendo un alza que en ningún momento se sitúa por encima de A. Se descubre una tendencia a la baja. Cuantas más bajas sucesivas puedan comprobarse, más fiable será la tendencia. Hasta aquí, lo que se puede comprobar que sostuvo Dow, que unido a lo que sigue es la versión más conocida de la Teoría de Dow, ampliada con aditamentos de los difUsores de su teoría ya mencionados, pero de la que no existe prueba en los escritos de Dow. El segundo instrumento lo constituye la regla de confirmación añadida por Hamilton. Esta consiste en considerar dos índices distintos de un mismo mercado. En el caso del Dow Jones, tomaríamos, el índice Industrial Dow Jones y el índice Dow Jones de Transportes. El razonamiento se basa en que no es posible que una economía produzca bienes y no los transporte hasta su destino. Se supone, por lo tanto, que es el de transporte el que debe confirmar al industrial. Ambos índices deberían confirmar por separado si la tendencia es al alza o a la baja. Se comprobarán en cada uno de ellos de forma independiente las sucesivas alzas y las sucesivas bajas. Un tercer indicio de la tendencia, en el sentido de ser un refuerzo de los otros dos instrumentos, lo constituye el volumen contratado de mercado. En un mercado donde la tendencia principal es alcista, el volumen contratado tiende a incrementarse en las alzas disminuyendo en las bajadas, mientras que en un mercado donde la tendencia principal es bajista el volumen tiende a decrecer al subir el mercado y a aumentar en las bajadas. También se aplica a las tendencias secundarias , de forma que, paradójicamente, tendríamos que en una tendencia principal alcista el volumen total crece, pero el volumen contratado en sus tendencias secundarias decrece. En un mercado con una tendencia principal bajista el volumen tiende a decrecer, pero en sus tendencias secundarias el volumen crece. En la práctica la Teoría de Dow se suele resumir en quince puntos, denominados de forma un poco irreverente “la Biblia’, que paso a enumerar a continuación: Primero: Manipulación. Los mercados financieros están expuestos a la manipulación por parte de poderes, entre los que cabe incluir desde inversores hasta políticos, pero esa manipulación sólo tiene consecuencias sobre los resultados del día a día, o sobre la tendencia secundaria, pero nunca sobre la tendencia principal. Sobre la tendencia principal se podría decir parafraseando a los anglosajones, que es posible engañar a una persona durante toda la vida y a todo el mundo una vez, pero que es imposible engañar a todo el mundo durante toda la vida. La tendencia principal de un mercado no puede ser manipulada por nada ni por nadie. Segundo: Influencias. Todas las influencias, sean de la naturaleza que sean, quedan reflejadas en los índices de cien-e del mercado. Por ejemplo, si un inversor toma una decisión basándose en una información confidencial o privilegiada, el índice de la bolsa lo refleja inmediatamente. Tercero: Fiabilidad. La teoría de Dow no es infalible. Estos tres primeros puntos son los axiomas, si no se aceptan no se puede seguir adelante con el resto. Cuarto: Tendencias. Todo movimiento que existe en un mercado financiero se puede descomponer en tres tendencias: principal, secundaria, y correcciones de! mercado. Quinto: Tendencia principal . Es el movimiento más amplio que existe en un mercado, y su duración es desde un alio a varios, no se puede determinar la duración porque depende de la percepción que tienen los inversores de la economía real. Determinar la dirección de esta tendencia, si es bajista o alcista, es el factor esencial para tener éxito en la inversión. No existe, ni es probable que llegue a existir, ningún método para determinar la duración o la magnitud del movimiento de la tendencia principal. Sexto: Tendencia principal bajista. Es un movimiento descendente continuo que tiene lugar cuando ni los especuladores, ni los inversores crean demanda, debido a coyunturas económicas adversas. Se ve interrumpido por tendencias secundarias de signo contrario, finalizando una vez el mercado ha descontado todas las circunstancias adversas. Existen tres fases en una tendencia bajista: Los inversores dejan de crear demanda, se detiene la subida de precios. La reducción del volumen de negocios y de los beneficios, hace que los inversores comiencen a vender y que la demanda no sea suficiente. Como consecuencia caen las cotizaciones, Los inversores al observar la caída de las cotizaciones venden sin tener en cuenta el verdadero valor de los titulos, especialmente lo hacen los que necesitan liquidez. En los mercados se suele decir: que existe un precio de compra, un precio de venta y otro para vender rápidamente. La caída de las cotizaciones es ahora vertiginosa. Séptimo: Tendencia principal alcista. La tendencia principal alcista es un movimiento ascendente continuo que tiene lugar cuando se crea una demanda por parte de los inversores, movimiento que se ve interrumpido por tendencias secundarias de signo contrario. Existen tres fases en la tendencia principal alcista: Retomo de la confianza en el futuro de la economía. los precios de los valores comienzan a responder al incremento de los beneficios empresariales. La especulación crece y la inflación dispara los precios; el precio de los valores se adelanta a las expectativas infundadas. Octavo: Tendencias secundarias. Son reacciones de signo contrario a la tendencia principal, que pueden durar semanas o meses, intervalo durante el cual el precio puede oscilar entre un treinta y tres y un sesenta y seis por ciento en relación al precio inicial después de producida la última tendencia secundaria. Noveno: Fluctuaciones diarias. Son las correcciones que sufre el precio durante una sesión bursátil. Décimo: Confirmación. Se refiere a lo ya mencionado sobre los índices. 40 Undécimo: Determinación de la tendencia. Una sucesión de tendencias secundarias en donde el punto más alto se sitúe por encima del punto más alto alcanzado en la última tendencia secundaria, y en donde el punto más bajo este por encima del alcanzado en la anterior tendencia secundaria, es una clara indicación de una tendencia principal alcista. La inversa, es igualmente cierta para una tendencia principal bajista. Las tendencias secundarias también se componen de correcciones diarias Duodécimo: Una línea horizontal es un movimiento que se tiene que dar en dos índices a la vez, con una duración de varias semanas y sin que llegue a superar una estrecha banda de un cinco por ciento. Cuando la línea horizontal contiene frecuentemente pequeñas alzas, será señal del inicio de una futura tendencia alcista, siendo válido lo contrario para las tendencias a la baja. Decimotercero: Volumen. Es de aplicación lo dicho con anterioridad. Decimocuarto: Dobles máximos y dobles mínimos. Estos, no son indicio suficiente para determinar la sucesión de una tendencia. Decimoquinto: Valores independientes. Cualquier valor suele moverse con la medida del indicador del mercado en el que cotiza, pero puede ocurrir que alguno no lo haga.
1.3.4. Actualización de la Teoría de Dow. Se han realizado esfuerzos para adaptar la teoría de Dow a los tiempos actuales. Estas consisten en reducir la duración asignada a cada una de las tendencias: la tendencia principal que inicialmente se consideraba que podía durar cuatro años, ahora se ha reducido a un máximo de un año. La secundaria, cuya duración se estimaba en meses, ahora se ha reducido a semanas o incluso días. Mientras que para las correcciones de mercado, suele seguir utilizándose el día a día, o las que ocurren dentro de la misma jornada. También se argumenta que los índices utilizados, ya mencionados con anterioridad, no son representativos de la economía norteamericana y que deberían ser sustituidos por otros. No se han propuesto, al menos no existe acuerdo, sobre otros que los sustituyan. El punto más conflictivo para los revisionistas de la teoría es el concepto de confirmación. Debido a que Charles Dow ni tan siquiera mencionó esta idea, que no fue sino un añadido realizado por Hamilton, el problema es mayor. Rhea, ya mencionado en otra parte anterior, concibe la confirmación como un movimiento, es decir; cuando los dos índices se mueven en la misma dirección. Esta opinión no es compartida por los revisionistas que conciben esa confirmación de un modo arbitrario, considerándola válida sólo cuando los dos índices superan un máximo o un mínimo específico determinado por ellos sin ningún fundamento. Otra cuestión relacionada con la “confirmación” es la necesidad de simultaneidad. Ésta ya había sido descartada por Rhea y Hamilton. Los revisionistas opinan que la coincidencia en el movimiento de los índices en una misma fecha, debe de descartarse como una confirmación. Es decir; tiene que darse en días diferentes. La posible existencia de una versión actualizada de la teoría de Dow es muy dudosa después de la lectura de los párrafos anteriores. Solamente podemos afirmar que se trata del uso que hacen de la teoría los seguidores de Dow.
Referencias Bibliográficas9 Martio 3. Pring, Technical¡.analysis Explained, MacGraw-HhI Bock Company, 1990, pág 22 32
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