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Otro
factor determinante de la demanda es la existencia de externalidades
con respecto a la red (Shy, 1995). Las externalidades positivas son
las ventajas que obtienen los usuarios existentes de la red debido a
la incorporación de un usuario adicional. Cuanto mayor es el número
de usuarios, más interesante y útil resulta la red para los
anteriores y para los nuevos. Esas externalidades explican, por
ejemplo, por qué las redes locales están interesadas en
interconectarse.
También
es probable que afecte a la demanda futura la congestión de
Internet, si ésta fuese frecuente. Quizás los usuarios estarían
dispuestos a pagar una prima por la transmisión de datos de alto
valor, si ello les garantizase rapidez y fiabilidad. Si, por el
contrario, no se abordasen los problemas relacionados con la
congestión, Internet podría perder algo de ese tráfico en favor de
otros instrumentos de transmisión de datos.
- La demanda de los servicios de Internet depende de su precio y del precio de los bienes y servicios complementarios o que pueden sustituirlos
Los
precios vigentes en Internet son importantes para la demanda en
general. En la primera época de la red, los servicios eran de hecho
gratuitos para la mayoría de los usuarios, ya que éstos gozaban de
libre acceso por intermedio de instituciones oficiales o
universitarias. Esto está cambiando rápidamente con el creciente
número de usuarios privados y comerciales que pagan por el acceso.
La demanda privada «por marcación» se ve afectada por los costos
de las comunicaciones telefónicas locales y por las tarifas
establecidas por los proveedores de servicios de Internet. Así,
tarifas más bajas para las llamadas locales y para el acceso a la
red por intermedio de esos proveedores deberían conducir a un
aumento del número de usuarios. Los usuarios comerciales con líneas
«especializadas» también se beneficiarían si se fijasen tarifas
más bajas para las líneas arrendadas.
La
liberalización del mercado de telecomunicaciones puede contribuir
mucho a reducir las tarifas medias del sector y estimular de tal
manera la demanda de acceso a Internet. No obstante, quizás no
conduzca necesariamente a corto plazo al establecimiento de precios
más bajos para las comunicaciones locales (lo que beneficiaria a los
usuarios «por marcación»). En Europa, por ejemplo, los monopolios
de telecomunicaciones aducen que antes los gobiernos, que aplicaban
políticas de «acceso universal», los obligaban a subvencionar a
las llamadas locales, y que la liberalización los fuerza ahora a
reequilibrar sus precios para reflejar los costos verdaderos.
Asimismo, la liberalización de esos servicios puede aumentar la
competencia en el mercado de comunicaciones de larga distancia e
internacionales, y en el de las líneas arrendadas, mucho más que en
el de las llamadas locales16. A largo plazo, es probable que la
competencia en el mercado de las conexiones de red local estimule el
desarrollo de nuevas tecnologías. Las líneas de televisión por
cable, por ejemplo, ya están en condiciones de cursar datos de
Internet, y se ensayará el empleo de las líneas eléctricas con ese
fin en el curso de 1998.
Los
costos totales del acceso a Internet y del empleo de la red no sólo
comprenden las tarifas de conexión a un proveedor de servicios local
y las del uso de la línea telefónica local. Los usuarios también
tienen que adquirir bienes complementarios, es decir, equipo y
programas informáticos, lo que es determinante para la demanda de
los servicios de Internet. El acceso a esta red exige normalmente el
uso de un ordenador personal. Estos son aún costosos, lo que explica
en parte por qué su tasa de difusión es en general aún limitada.
No obstante, es probable que una mayor competencia en el sector de la
tecnología de la información conduzca a nuevos progresos técnicos
y nuevas reducciones de precios. Además, se están introduciendo
otras tecnologías que amplían las capacidades de los receptores de
televisión y de los teléfonos para facilitar el suministro de
aplicaciones de Internet.
La
demanda de servicios de Internet también depende del precio de los
servicios aptos para sustituirlos. Durante muy largo tiempo, Internet
se utilizaba principalmente para el correo electrónico. Este correo
es un sustituto relativamente próximo del teléfono, el fax y los
servicios postales. Una vez conectada, la comunicación por correo
electrónico es prácticamente gratuita, lo que no ocurre con sus
sustitutos. De manera análoga, el éxito del fax por Internet y de
la telefonía por Internet se debe a la diferencia de precio con
respecto a sus competidores «tradicionales». En igualdad de las
demás condiciones, una reducción de los precios de los servicios
tradicionales de telefonía, de fax o postales reduciría el
incentivo para utilizar Internet.
- Los efectos económicos del comercio electrónico sobre los sectores usuarios
La
expansión del comercio electrónico realizado a través de Internet
no sólo está ligada al progreso de la infraestructura y al aumento
de las oportunidades de acceso. Depende también de la aparición de
actividades comerciales provechosas. Para el mundo empresarial,
Internet abre posibilidades de mucho mayor alcance que las
tecnologías anteriores de información y comunicación. En
principio, pueden reunirse en línea todos los componentes de la
cadena de valor de determinadas transacciones, desde la producción a
la distribución. Internet ofrece servicios integrados de fax, correo
y (próximamente) teléfono, a un costo relativamente bajo. Permite
realizar transacciones, interactivas o no, entre dos personas o entre
muchas. Por último, puede transferirse por ella información
digitalizada de un ordenador a otro a bajo precio (véase también
los cuadros 6 y 7 y el gráfico 3). Esto hace de la red un
instrumento muy flexible y poderoso de comercio electrónico, a pesar
de que su uso comercial sólo ha comenzado unos pocos años atrás.
- Internet reduce los costos de transacción
Dos
efectos del comercio electrónico sobre los sectores usuarios son los
más frecuentemente mencionados. El primero se relaciona con las
repercusiones sobre los intermediarios y con los cambios en la cadena
de suministros que se establece entre el momento del diseño de un
producto y el de su venta final a un cliente. El segundo se refiere a
la estructura del mercado. A menudo se sostiene que Internet es la
«gran niveladora », en cuanto permite a las pequeñas empresas
rivalizar con las grandes en igualdad de condiciones, con el
consiguiente aumento de la competencia. Ambos efectos son en realidad
resultado de la reducción de los costos de transacción, debida a la
mayor rapidez y baratura de las comunicaciones y de la circulación
de la información.
Internet
permite que las empresas desarrollen ciertas actividades a más bajo
costo. La mayor eficiencia se alcanza por una parte en el ámbito
interno de las empresas, el de su organización y gestión (gracias a
comunicaciones más rápidas y baratas), y es además impulsada por
el aumento de la competencia entre distintos proveedores. Internet
también ofrece oportunidades para mejorar la calidad de los
servicios al permitir ajustar más rápidamente la oferta a los
cambios de la demanda, acelerar el desarrollo de nuevos productos y
la prueba de su aceptación en el mercado, y aumentar la
adaptabilidad a las necesidades de clientes determinados. Se informa
de varios ejemplos notables de los beneficios que reporta el comercio
electrónico por Internet: diversas compañías han introducido con
éxito un sistema de compras basado en esa red y en el IED, con
considerables ahorros en el tiempo de tramitación de los pedidos y
en los costos de abastecimiento (véase también el capítulo
anterior). El comercio electrónico por Internet también ha hecho
algunos progresos en el sector minorista de productos de alta
tecnología, ya que un creciente número de empresas venden tales
productos por la red (UIT, 1997a).
- El comercio electrónico por Internet puede cambiar la estructura de empresas y sectores
También
es probable que Internet afecte a la «dimensión vertical» de la
empresas. Todo producto es el resultado de una combinación de bienes
y servicios. Piénsese, por ejemplo, en un libro que se ofrece en una
librería: éste es producto de las ideas del autor, del papel en el
que ha sido impreso y de los servicios del diseñador de la cubierta,
de los especialistas en comercialización, de un editor, de una
empresa de transporte y de un comerciante minorista. Los proveedores
de estos bienes y servicios pueden formar parte de una sola compañía
que controle toda la cadena situada entre el escritor y el lector, o
ser distintas empresas especializadas. La medida en que los bienes y
servicios se producen dentro de una sola empresa es la llamada
«dimensión vertical» de ésta.
Internet
puede afectar a la «dimensión vertical» de las empresas por sus
repercusiones sobre los costos de las comunicaciones y de la
transmisión de la información. Las empresas se integran o escinden
para adquirir mayor eficiencia (o poder de mercado). La existencia de
nuevas tecnologías de información y comunicación crea nuevas
condiciones que mueven a realizar ajustes en diversos sectores.
Véase, por ejemplo, el caso de los servicios financieros. Internet
facilita el acceso a la información relativa a los mercados
financieros mediante servicios gratuitos en línea. Los corredores de
bolsa que solían ofrecer servicios integrados (es decir, la
realización de las operaciones bursátiles y el suministro de
información al cliente sobre lo que habían de comprar o vender) se
encuentran compitiendo actualmente con corredores de bolsa en línea
que simplemente efectúan las operaciones, sin suministrar
asesoramiento ni información. La competencia en línea conduce en
este caso a servicios menos diferenciados que compiten solamente
sobre la base del precio, y no de la calidad del servicio (antes
reflejada en el valor de la información, que ya no suministran). El
resultado de ello es una división vertical, es decir, la separación
entre la prestación de los servicios de información, y las
operaciones propiamente dichas.
Transformaciones
análogas afectan a las agencias de viajes, aunque a veces con un
efecto opuesto en lo que atañe a la integración vertical. La venta
por Internet de billetes de compañías aéreas es mucho menos
onerosa que la venta tradicional efectuada por intermedio de una
agencia de viajes. Por tal razón, las compañías están tratando de
prescindir de la intervención de éstas y vender los billetes
directamente a los clientes, con lo que evitan pagar una comisión.
También pueden tratar de hacer las ventas por conducto de agencias
en línea, pagando una comisión menor. La difusión de las ventas de
billetes en línea, no obstante, está limitada por reglamentaciones
que prohíben las reducciones de precios. Los clientes de Internet no
pueden así obtener billetes más baratos. Esto deja a las compañías
aéreas con un fuerte incentivo para integrar las ventas en sus
propias actividades.