La organización de la actividad económica Las discusiones que acabamos de plantear deben haber dejado en claro que los tres problemas económicos principales, sobre todo cuando se examinan conjuntamente, distinguen un conjunto de cuestiones de mucha complejidad no solo por sus raíces económicas, sino por su contenido sigla, ético y político. Es tal el grado de complejidad, que los pueblos de todas las épocas y lugares siempre se vieron frente a la necesidad de organizar mejor sus sistemas económicos tratando de optimizar la solución de sus problemas fundamentales. La organización de la actividad económica se encuentra directamente relacionada con la solución de los problemas económicos fundamentales –que y cuando, como y para quién producir. Siempre con el objetivo de asegurar mayor eficiencia para la asignación de sus recursos, las naciones económicamente motivadas se dedicarán a la difícil y controvertida búsqueda del sistema económico ideal. En el ámbito económico y tecnológico, incluso los pueblos primitivos, que practicaron el autoabastecimiento, descubrieron que la polución de sus problemas económicos fundamentales podría facilitarse por la división del trabajo- recurso que implique mayor eficiencia de actividades económicas. Las ventajas de este descubrimiento serán comprobadas definitivamente después de la Revolución Industrial, afianzándose durante el siglo XIX y conduciendo a la especialización extrema de las funciones individuales, como se observa en la actualidad. Paradójicamente, si la división del trabajo condujo al condicionamiento y a la mejor solución de los asuntos relacionados con la eficiencia productiva, tal vez haya dado mayor complejidad a las cuestiones relacionadas con la justicia distributiva. El aumento de la eficiencia económica y tecnológica, observado en las primeras décadas del siglo XIX, durante el periodo formativo del capitalismo industrial había sido paralelo al agravamiento de los problemas sociales atribuidos a los insatisfactorios patrones de distribución del producto social. A medida que las actividades se especializan, se hace más compleja la valoración de las contribuciones individuales. De ahí por que, junto con los objetivos de supervisar y coordinar las tareas desarrolladas por los millones de individuos y unidades de producción que componen el cuadro de las actividades económicas, es necesario desarrollar y aplicar modelos de organización que reduzcan los desequilibrios de la distribución. Los liberales de los siglos XVIII y XIX propusieron que las bases del modelo de organización económica deberían ser el individualismo, la libre iniciativa y la competencia empresarial. Según su propuesta, el libre funcionamiento del sistema de precios y de los mecanismos del mercado conduciría a la óptima aplicación de los recursos disponibles, garantizando el pleno empleo y la eficiencia económica general. En contraste con el modelo, los críticos del sistema liberal capitalista, partiendo de las bases ideológicas elaboradas por Marx, propusieron el bloqueo de la libertad empresarial, el colectivismo y el intervencionismo de estado. En lugar de los mecanismos libres antes propuestos se implantaron sistemas centralizados de control capaces de coordinar las metas de producción de la economía, la aplicación de los recursos y la distribución del producto. Con estas dos proposiciones presentadas como diametralmente opuestas, aún son posibles infinidades de modelos menos extremistas. Todos ellos, en relación con el análisis de su eficacia, implican juicios de valor debido a sus contenidos éticos y políticos. ¿Cuál sería –se pregunta- el modelo ideal? Entre las diferentes opiniones, ¿Cuáles son las que combinan mejor los supuestos de la eficiencia económica con los ideales de la justicia distributiva? ¿Cuál será la forma de organización ideal? ¿la sociedad deberá instituir una autoridad central que dirija y coordine todas las actividades individuales? Deberá realmente existir esa autoridad suprema, para que sea la que decida sobre cuáles son los bienes que deben producirse, sus cantidades, como se producirán y cómo se distribuirán? O por el contrario ¿las sociedades confiaran en la acción autorreguladora de una organización espontánea y liberal? ¿Cómo organizar la actividad económica? La planificación global, tipo colectiva, ¿se muestra más eficiente en la solución de todos los problemas fundamentales, comparativamente con el laissez-faire? ¿Cómo soluciona cada uno de esos sistemas los complicados problemas fundamentales con que se enfrentan todas las sociedades? La evaluación de la eficiencia de los sistemas alternativos constituye uno de los asuntos más complejos del análisis económico. Debemos tener presente la acertada observación de Delfim Netto ̈ no hay sortilegio capaz de reprimir la expansión de las necesidades de la colectividad ni forma mística capaz de superar las limitaciones tecnológicas ni la limitación de los recursos ̈. |
El sitio web de los profesionales, de los aprendices, de los expertos, y de los curiosos.
Mostrando las entradas con la etiqueta La organización de la actividad económica se encuentra directamente relacionada con la solución de los problemas económicos fundamentales –que y cuando. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta La organización de la actividad económica se encuentra directamente relacionada con la solución de los problemas económicos fundamentales –que y cuando. Mostrar todas las entradas
domingo, 14 de marzo de 2021
Introducción a la Economía Parte 8: La Organización de la Actividad Económica.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)