Las 6402 Mentiras Orgullo UN Por Juan Guillermo Gómez García Aquí se han dicho muchas muchas muchas mentiras, y se seguirán diciendo muchas muchas muchas mentiras más. Así que el mentirologio es el tema obligado de este momento en todas las conversaciones o discusiones sobre la Universidad Nacional de Colombia. Este cúmulo de mentiras, mentiritas, mentiras gordas y medias mentiras, dichas con tanta persistencia interesada forman la Gran Mentira institucionalizada, Orgullo UN. El affaire Peña es desiderátum de la institucionalización de una mentira del tamaño de la Muralla China. La gran Muralla China de la Mentira Orgullo UN. La osadía de Peña está en boca de todas las personas con que nos cruzamos en los pasillos, en las conversaciones y sobre todo en los emails que inundan a diario nuestra comunicación institucional. Los insultos se convierten en la masa crítica de un profesorado que no logra encontrar o entrever una salida acertada. Las acusaciones de robo, estafa, fraude, son más frecuentes que en años anteriores. Se multiplican viralmente y nos quitan la facultad de pensar, leer o escribir en la mejor parte del día. Tantos insultos juntos y recíprocos amenazan con formar una nueva Enciclopedia, a la Colombie. Una estéril Enciclopedia Orgullo UN en que parece difícil discernir el asalto a la rectoría de una serie como protagonista el Guasón de la ciudad gótica. Se han convertido los peñistas en el insecto de la Metamorfosis. También podrían estar Peña & Co. retratados anticipadamente en el leguleyo gamonal Tadeo Forero de Manuela de Eugenio Díaz. Cuántos ejemplos nos podría dar la literatura universal y colombiana para entresacar los rasgos psico-morales de Peña y el combo de las estrellas negras que armaron la más deplorable y grotesca escena de la historia de la Universidad Nacional en sus 157 años… Son, al mismo tiempo, todos ellos y cada uno de ellos el Guasón, Gregorio Samsa o Tadeo Forero. Todos sus actos se hacen en la oscuridad de las tinieblas, nada a la luz del día; la pesadilla los hace ver como insectos invalidados por un mal abominable, y manosean los códigos con la marrulla del tinterillo de aldea para que la letra de la ley sea el respaldo de sus ambiciones llenas de trampas y mentiras disfrazadas de incisos torcidos. Peña los encarna a todos y todos encarnan a Peña. El Guasón, Gregorio Samsa y Tadeo Forero. Es la síntesis del aborto Orgullo UN. De la mendacidad como plan de estudios, como estrategia y sistema. La mendacidad hecha Peña, roca corroída en sus entrañas, barro pútrido. Nadie que posea dos neuronas sanas, es decir, que haga una sinapsis académica, puede considerar a este figurín de los fondos más bajos como rector. Rector fueron Manuel Ancízar, que nos legó la bellísima Peregrinación de Alpha, o Gerardo Molina, de quien sacamos todavía provecho al leer Las ideas liberales en Colombia. Pero de Peña ¿qué leemos? ¿Qué podríamos aprender de sus comunicados mendaces prefabricados con IA? Peña es el despeñadero del Orgullo UN, en un momento en que el país se aboca a uno de sus más trascendentales decisiones, a saber, rehacer desde la base hasta el techo la universidad para la nueva nación colombiana. La universidad para la paz y la integración multicultural, la universidad para la justicia social y el diálogo epistémico (que es lo contrario que predica agresivamente un Wassermmann), una universidad que con la modestia de la sabiduría acumulada en estos 157 años pueda hablar al país y, sobre todo, escuchar e interpretar al país que han dado espaldas los empeñados en que Peña funja como rector, de la más desprestigiada universidad hoy por hoy en Colombia. No es cierto que la universidad va a desaparecer. ¿Qué universidad para qué país?, debe ser el interrogante abierto, la pregunta exigente que debería estar concitando la hora crucial que atravesamos. Pero no. Como rémoras empeñadas en agarrase a una administración universitaria que les rinde beneficios a la troika que hizo todas las jugaditas para garantizar una elección espuria, como lo ha documentado la revista “Raya”. Pero no: no basta con estas denuncias que ya llegan hasta las azoteas llenas de goteras de la UN. Hay que dar el paso decisivo. Ya que hemos demostrado la indignación, estamos abocados a responder ahora la pregunta que dignifica el agravio moral: ¿qué nueva universidad para qué nueva Colombia? Mostrarles que lo ilegítimo no es solo la treta burda de Borda/Mantilla, ni la solución está solo en diseccionar las abiertas irregularidades del Acta de nombramiento en el CSU. Esto se da por sentado. Y ahora a pensar, discutir, elevar la voz de la inteligencia de todos aquellos que nos han hecho posibles como universitarios, desde José Celestino Mutis, Francisco José de Caldas, Camilo Torres, Ezequiel Uricoechea, Jorge Isaacs, Manuel Ancízar, en el siglo XIX, y Baldomero Sanín Cano, José Eustasio Rivera, León de Greiff, Virginia Gutiérrez de Pineda, Marta Traba, Rafael Carrillo, Rafael Gutiérrez Girardot, Gabriel García Márquez, Valencia Zea, Camilo Torres, Fals Borda, Santiago García, Rubén Jaramillo Vélez, en el siglo XX… solo para citar unos pocos y por quienes sentimos un orgullo genuino, fundado en la ciencia universitaria, la belleza “platónica” y la moral ciudadana. Es esa nuestra tradición UN, su legado actualizado, es decir, discutido bajo las demandas del presente siglo XXI, a saber, la paz total, la justicia y equidad socio-cultural, los diálogos de saberes, la protección del medio ambiente, la ética para la confianza, la solidaridad y tolerancia humana. Una nueva y utópica nación colombiana. No a las recomendaciones, de corte y pegue, de la OCDE, que hemos seguido, como borregos y nos tiene despeñados, hace décadas. Responsables de nuestros descalabros, de nuestro desarraigo universitario. ¡No más 6402 mentiras Orgullo UN, no más muros de ignominia y rapacidad! PD. El desconocimiento de Peña como rector por la Ministra de Educación Nacional, Aurora Vergara es un alivio, un acto acertado, aunque algo tardío. Este paso debería haberlo hecho desde hace semanas. Desde el primer día del entrampamiento. Ahora, a lo que vinimos…
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