La
organización jerárquica de la empresa determina los principales
canales de comunicación, así como la dirección de la información.
La clasificación más frecuente establece la diferenciación entre
comunicación vertical que a su vez puede ser ascendente o
descendente, y comunicación horizontal.
Comunicación
vertical descendente. Es la que se establece entre un mando y sus
subordinados. Sus contenidos se refieren a instrucciones para
realizar las tareas, información sobre la situación de los trabajos
que se realizan, feedback al empleado sobre su rendimiento,
coordinación entre los distintos departamentos y colaboradores,
mantener la motivación alta o mantener informadas a las personas
sobre las variables de la empresa. En este nivel de comunicación, el
medio que se utiliza es muy importante para una información adecuada
y una efectiva comprensión. Por ejemplo, para informar sobre un
cambio muy importante para la empresa, lo mejor es convocar una
reunión con todo el departamento. Para dar una noticia no tan
relevante, es suficiente con un correo electrónico.
Comunicación
vertical ascendente. Es aquella en los que los mandos inferiores se
comunican con sus superiores. Proporciona la retroalimentación que
necesitan los jefes para saber si la comunicación que ellos emiten
es efectiva y sirve para dar voz a los empleados, quienes pueden
aportar iniciativas y expresar sus inquietudes. La comunicación
ascendente permite conocer las necesidades y expectativas de las
personas, facilitando su satisfacción. Son herramientas propias de
la comunicación ascendente el buzón de sugerencias, las encuestas
de actitudes, las reuniones departamentales y los correos
electrónicos. Cuando las inquietudes son personales, lo mejor para
guardar la privacidad es a través de una reunión personal entre el
empleado y su jefe.
Comunicación
horizontal. Es el intercambio de mensajes entre miembros de un mismo
nivel jerárquico. El intercambio se puede dar entre compañeros de
un mismo grupo de trabajo
Las
empresas son propensas a incentivar más entre un estilo vertical o
uno horizontal. La empresa tradicional tiende a la verticalidad: al
haber muchos rangos jerárquicos en el organigrama, es inevitable que
con la comunicación sea lenta y el feedback que se reciba no sea
fiel. Aunque ahora el correo electrónico permite el envío de
mensajes inmediatos en ambas direcciones –ascendente y
descendente–, el verdadero fruto de esta interacción se ve en lo
que hacen los mandos superiores con esa información. Evidentemente,
no es prioridad de una empresa tradicional la retroalimentación
ascendente.
Mientras
tanto, en las nuevas empresas, la tendencia es reducir la cantidad de
jerarquías y delegar más responsabilidades a los empleados. En este
caso, la comunicación acaba siendo más fluida, las herramientas que
se utilizan son más dinámicas y modernas y el feedback es
prácticamente inmediato. Al asumir más responsabilidades y
participar con más incidencia en los resultados de la empresa, el
empleado se siente más motivado a dar iniciativas y a producir
mejor.